El Ayuntamiento de Castelló sigue teniendo una patata caliente con la figura del presidente de la Junta de Festes, Juanvi Bellido. En agosto parecía que ambas partes hacían las paces tras un año de enfrentamientos, pero Bellido desveló ayer que hace sólo dos meses el equipo de gobierno le trasladó que había «perdido la confianza» en su persona.

El presidente de la Junta realizó estas declaraciones en la comisión municipal que investiga la gestión de fiestas de 2008 a 2016. En principio su creación estaba prevista para analizar los años de Jesús López, pero el PP presionó para incluir también 2016 por el desfase de 255.000 registrado en el Patronat de Festes. El concejal popular, Juan José Pérez Macián, preguntó a Bellido si había sufrido «presión política» para abandonar su cargo, y el presidente de la Junta admitió que apenas dos meses atrás desde el ejecutivo local le expresaron su malestar con su trabajo por motivos que no concretó. Luego, continuó Bellido, el consistorio viró y se calmaron de nuevo las ayudas. El responsable festero acabó su intervención instando a los grupos políticos a excluir a las fiestas del debate político.

Esta declaración sorprendió porque públicamente el ayuntamientos y la Junta proyectaban desde agosto una total unidad de acción. Según fuentes municipales, las desavenencias se produjeron por cuestiones relacionadas con la gestión de las próximas fiestas. El gobierno local, para evitar otro agujero económico, quería incrementar el control en el apartado económico y la Junta discrepó al ver peligrar su autonomía. Finalmente, añadieron las mismas fuentes, los integrantes de la Junta se posicionaron con Bellido y el gobierno local asumió su continuidad para evitar el enésimo enfrentamiento público.

Patronat (ayuntamiento) y Bellido parece que pasaron página después de este capítulo. En 2016, el ejecutivo municipal y el presidente de la Junta protagonizaron varias fricciones y el culmen de esta disensión llegó con el desvió generado en el presupuesto de fiestas. Pérez Macián insistió en su interrogatorio en este asunto, pero en este caso Bellido expuso que consecuencia del escaso tiempo que tuvieron tanto el ayuntamiento como la Junta para organizar las fiestas de 2016. Reitero que el gasto extraordinario se produjo por gastos en infraestructuras que pensaban que no correspondían al presupuesto del patronat. Para este año, el ayuntamiento ha limado los procedimientos de contratación y por primera vez ha sacado a concurso público las adjudicaciones de carpas y mesones.

Descontrol anterior

Tanto Bellido como Carme Oliver y Sara Usó, exregidora y actual concejala de Fiestas, coincidieron a la hora de asegurar que cuando accedieron al Patronat y a la Junta no encontraron información alguna sobre los procesos seguidos para contratar. Xavi del Señor, en su pregunta a Bellido, advirtió que la anterior Junta de Jesús López, destruyó a final de año la contabilidad de la Junta. «Nos encontramos con una situación caótica, no había ningún expediente administrativo y no sabíamos la situación económica», denunció Oliver, que añadió, además, que también había acumuladas facturas impagadas de 2014 y 2015. Usó insistió también en esta línea y lamentó la nula información dejada por sus predecesores del PP. Sobre el desfase, Usó exculpó a la Junta y. al igual que Bellido, mencionó varias razones, entre otras, la falta de una base sobre la que trabajar o la inexperiencia tanto de la Junta como del ayuntamiento.