ntes, a las doce de la mañana de domingo las familias de orden se acicalaban casi con sus mejores galas para acudir a la misa dominical, provistos cada uno de un duro para depositar en la bandeja cuando se llegaba al momento y el sacristán cumplía con la recogida. Oída misa, el pater familias se reunía con los amigotes donde tomar el aperitivo, mientras la esposa se ocupaba de dar los últimos toques a la paella, cuyo sofrito había resuelto antes de cumplir con parroquia. El resto del clan, generalmente joven o muy joven, aprovechaban ese espacio de tiempo hasta la hora de la comida para ir a saludar a los abuelos y/o alguna tía que se había quedado para vestir santos y a la que convenía cuidar para que no se olvidara de uno el día que decidiera visitar al notario. El resto era bastante aburrido y como lo del botellón no había llegado y lo de las discotecas se relacionaba con el mueble donde guardar los discos, los chicos y las chicas se habían acostado a una hora prudente, que lo de quedarse en la cama hasta la hora de comer, como ahora, no tenía sentido. Las emociones comenzaban sobre las tres de la tarde, horario en el que solían comenzar los partidos de fútbol en alguna de las categorías inferiores o directamente regionales, de modo que los malentendidos derbis solían llegar cada quince días.

Ahora y por estos andurriales, derbis solo hay dos y los matrimonios bien avenidos en lugar de ir a misa, a las doce del mediodía, han ocupado ya su lugar en las gradas del Estadio de La Cerámica y el visitante es el Málaga, donde justamente a esa hora, en punto, comenzará el partido tal que si fuera una corrida de toros, por lo de la puntualidad, vengo a decir. El árbitro incluso estará pendiente del reloj para dar el primer soplido al silbado en cuando el segundero señale la hora en punto, porque se conoce que los chinos son muy suyos en eso de la puntualidad. O las televisiones que se ocupan de la transmisión, vendida a tanto el minuto o el gol, con tal de que sea servido en directo. En todo caso, entre las doce y las catorce los graderíos del Estadio de la Cerámica presentaban una buena entrada, sin llegar al lleno, mientras el sol hacía guiños, ahora me escondo, después aparezco, con lo que la mañana resultó tibia y placentera. El Villarreal no pudo ganar. Tuvo que conformarse con el empate después de quedarse con un jugador menos, expulsado que fue Soriano, el italiano, pues que el de siempre de toda la vida, el Soriano de Artana, marcó de penal, espléndido como siempre. ¿Qué había ocurrido?. Poco o mucho, según se mire. Al Villarreal le ocurre eso que los que entienden dicen que no tiene gol. Y es verdad que no lo tiene. Tenía a Pato, un futbolista brasileiro y zumbón, capaz de lo más inimaginable con el balón en los pies pero poco dado al compromiso con la diana. Algún gol marcaba Pato, pero en el mercado de invierno, los chinos que han descubierto el fútbol, hicieron eso que se ha venido en llamar una oferta irrechazable y Pato se fue pal pueblo, dejando en la caja registradora del Vila-real cuentan que dieciocho millones de euros. El fútbol también puede ser negocio.

Ya sé que los directivos estuvieron buscando un sustituto de Pato que tuviera gol, aunque dispusiera de menos donaire, pero se conoce que o no lo había o no se estaba por la labor de aflojar lo que se había ingresado, creyendo, no sé yo, que la recuperación de Soldado está cercana y con el valenciano sobre el césped, él que tiene chispa y pólvora, puede ser el acicate personal y ajeno. Tal vez, pero sigue faltando un nueve, por lo menos como el mejor Bakambu, y eso solo puede resolverlo él mismo, dado que el mercado de invierno se ha cerrado. El gol o los goles son como el perejil que está en todas las salsas y doctores tiene la Santa Madre Iglesia.El Málaga resultó ser uno de más de los equipos que viajan en el autobús de la mayor parte de equipos de clase media, mientras el Villarreal aspira a cosas que exigen equilibrio arriba y abajo y por ahora esa dualidad no existe. En la mañana de ayer, Soriano hizo una entrada feílla a un rival, el árbitro le enseñó ostensiblemente la tarjeta roja, con lo que descansará una fecha o dos por obligación, lo que se aprovechará - es un supuesto - para que Castillejo agarre sus oportunidades, con un regate de menos a cambio de un remate de más. Y Cheryshev, que salga Cheryshev de una jodida vez, para que este equipo, lento que te detesto lento, puede armar su juego por la diestra y la siniestra, puesto que tan negro lo está teniendo por dentro, y digo por la diestra primero, porque a banda cambiada su tiro de media distancia con la zurda puede hacer el daño que los que conocemos por puntas, la tienen roma.

Viene enseguida partidos con rivales de entidad, vascos o italianos, que más dará, a condición den que quien corresponda exija compromiso que para eso está. Y aquí lo dejo por esta vez.