Ganó margen de maniobra en torno al cambio de año, pero la asfixia es cuestión de tiempo en el club albinegro. A David Cruz le aparecen problemas nuevos que se añaden a los antiguos. La temporada no para y los meses van pasando. Los retrasos crecen a un ritmo mayor que los pagos. La plantilla, que acumula 22 partidos sin derrota en la temporada de mayor puntuación desde el descenso administrativo de 2011, está cobrando poco a poco, todavía, el mes de noviembre.

El rendimiento extraordinario del grupo no se ha resentido por esta circunstancia, pero los retrasos en los pagos evidencian las estrecheces económicas del club que preside Cruz, que también debe dinero a varios futbolistas de la pasada campaña, así como a los despedidos durante la presente. Con algunos no ha llegado a un acuerdo para aplazar los pagos. Con otros que sí firmaron, incumple las condiciones.

Las distintas deudas se han enquistado como una forma de rutina. El problema, lejos de resolverse, se va a aplazando y, en paralelo, se va acumulando, cada vez más grave. Pero la huida de Cruz, denunciado recientemente por Sentimiento Albinegro por administración desleal, no puede ser eterna, y otros impagos pueden tener peores consecuencias. Durante marzo, presumiblemente, finaliza la moratoria que Hacienda, según afirmó Cruz en la junta de accionistas, concedió a la entidad al respecto de su deuda.

Ampliación

Para entonces esperaba Cruz haber encontrado inversores, particulares o colectivos, que completaran la ampliación de capital que acordó en la junta de diciembre. Pero esa ampliación, mes y medio después, ni siquiera se ha convocado a través del Registro Mercantil. Por el camino, Cruz ha terminado de dinamitar las relaciones con el ayuntamiento, que baraja incluso desalojar al Castellón del estadio Castalia, como medida de presión. Para esta semana se ha anunciado la presencia de técnicos que dictaminarán el cierre al público de aquellas zonas en las que puede existir riesgo para la integridad física de los espectadores, en una nueva muestra del abandono al que Cruz somete el club y todo lo que le rodea.

Sin aliados, ni el presidente Cruz ni sus consejeros aparecieron el domingo por el palco. Si alguna vez el tiempo corrió a su favor, ahora lo hace en contra. Ni siquiera parece factible llegar a la liguilla de ascenso, otrora tabla de salvación económica.