B ienvenida la tecnología al mundo del fútbol. Siempre he sido partidario de que se aplicara bajo riesgo de que desaparecieran, como señalan algunos, los debates del día siguiente en el bar, o las tertulias en televisiones y radios.

Estoy seguro de que aplicada la tecnología el debate no desaparecerá, simplemente evolucionará y seguramente hacia otros aspectos distintos de este deporte.

Ese no es un argumento suficientemente contundente como para rechazar que la justicia llegue, en gran medida, a un espectáculo en el que se mueven miles de millones de euros o en el que están en juego centenares de millones de pasiones por unos u otros colores.

No puede ser que una decisión tomada por un árbitro, no profesional, en milésimas de segundo y bajo la atenta mirada de millones de espectadores, decida el futuro económico, deportivo, social, anímico y sentimental de un club y todo lo que lo rodea. El margen de error del ser humano es tal que al final este tipo de circunstancias desembocan en acontecimientos no deseados por nadie.

Es cierto que si no existiese solución alguna más que situar a un experto en el reglamento controlando el partido, pues no quedaría otra más que seguir con la fórmula utilizada desde hace más de 100 años, sin embargo la sociedad y con ella la tecnología ha evolucionado y por tanto también debería de hacerlo el fútbol y su contexto. Es cierto que de entrada todo cambio conlleva sus lógicas dudas e incertidumbres.

Incluso existieron con el famoso ojo de halcón, que funciona a las mil maravillas en el mundo del tenis, como las hubo en el fútbol con la implantación del mecanismo que avisa al colegiado de cuando se ha introducido completamente el balón o no en la portería. Sin embargo con el paso del tiempo se ha demostrado que ambas aplicaciones han sido para bien y ahora hay muy pocos, por no decir nadie, que las discute o critica.

El mismo proceso está sufriendo el videoarbitraje. De entrada fueron muchas las voces discordantes hacia este sistema nuevo que lógicamente cambiará el fútbol, ese deporte que tanto amamos y que intentamos tocar lo mínimo para no romper su magia. Sin embargo muchas opiniones, cambiaron tras el partido que hace unos días enfrentó a Francia y España.

Allí se demostró que el vídeo arbitraje, utilizado en precisos instantes y bien codificado en su uso, sirvió para que España venciera a Francia en un encuentro en el que solo la percepción humana hubiese llevado a los galos hasta la victoria. A los que dudaban ese día la tecnología les convenció.

Pero, ¿qué opinan los profesionales del tema? Por primera vez esta posibilidad se planteaba el fin de semana seriamente en Vila-real.

Es cierto que tras una errónea actuación del colegiado riojano Ocon Arraiz, que dirigió el partido ante el Eibar y que terminó con la derrota amarilla, decisiones, las tomadas por el trencilla, que con el VAR en vigor, hubieran cambiado con total seguridad el resultado final del partido. Los futtbolistas del Villarreal, Bruno y Jaume Costa dieron su claro padecer como Fernando Roig tiempo atrás ha manifestado continuamente un claro sí a su aplicación.

Esperemos que en España, la justicia tecnológica se aplique pronto.