Una alfombra de cadáveres se extiende a los pies de las colmenas en varios municipios de la provincia. Son abejas, miles de ellas, que deberían estar elaborando miel de azahar. La mortandad, sin embargo, es mayor de la que aparece a simple vista, ya que muchas de ellas ya han expirado en los mismos huertos de naranjas de donde extraen el néctar o en su camino de regreso al panal, según sostienen los apicultores afectados.

Todos ellos señalan a los supuestos culpables: los pesticidas. Ante este «desastre», profesionales de la provincia han empezado, «deprisa y corriendo», el traslado de las cajas a otros lugares de España.

El ondense Javier Herrera Conesa tiene 500 colmenas repartidas entre Almassora, Cabanes, Onda y l'Alcora. En estas dos últimas localidades tiene 300 cajas. «En un año normal puedo sacar de ellas unos 3.000 kilos, este año si saco 1.500 me doy con un canto en los dientes».

A Herrera, y a sus abejas, les queda poco tiempo. Más del 50% de la población de estos insectos ya ha fallecido, por lo que estos días se afana en cargar las cajas en el remolque de su todoterreno para trasladarlas a pueblos del interior, como Benassal y Vilafranca. «Si las dejo aquí, se morirán, por lo que me las llevo a otra zona, ahora de tomillo, donde a falta de producción espero que se recuperen».

Este apicultor, profesional desde hace cinco años, nunca había visto nada igual. «Morían, pero no tantas». Similar opinión traslada Ximo Pitarch, de Artana, quien tiene distribuidas unas 500 colmenas entre su pueblo y Nules. En sus 12 años de trayectoria, tampoco «lo había visto nunca», y habla incluso de «acción vandálica».

Pitarch no oculta su disgusto, y es que ha perdido más del 50% de la producción y de la población de abeja. La época de fabricación de miel, que suele empezar en abril, acaba a finales de mayo, pero el apicultor no quiere arriesgarse a que los insecticidas -supuesta causa de la mortandad-, le amarguen más la temporada y tiene la intención de coger un camión y empezar los viajes, en su caso a la Rioja.

Juan Pérez, de Vila-real, también reubicará sus colmenas. Este sábado tiene previsto viajar a Ávila. La causa, según expone, es la misma: la agresividad de los pesticidas utilizados. En sus 120 colmenas de la Madalena también ha perdido más del 50% de la población y producción de miel.

En defensa de sus intereses

Los apicultores están pensando incluso en crear una asociación que defienda sus intereses. Además de lo «interesante» que sería la posibilidad de comprar productos más baratos, «también queremos un seguro de robos que fuera individual, y no global como ahora que muchos de nosotros estamos integrados en asociaciones de agricultores». Los robos son algunos de sus problemas, pero «no tanto como el uso de pesticidas agresivos», por lo que les gustaría que se investigara la posibilidad de que se estén usando productos «prohibidos».

Javier Herrera, además, también echa en falta una mayor regulación con el objetivo de regularizar los asentamientos, donde ubicarlas exactamente las colmenas, su número concreto? También permitiría, en su opinión, conocer dónde se ubican las variedades híbridas de cítricos, que son las que se ven afectadas por la polinización.