Escaso de argumentos racionales, el Castellón necesita toneladas de fe para soñar con el ascenso. La fe de Jesús López al perseguir un balón que se perdía por la línea de fondo alumbró ayer el gol decisivo de Chema, que tumbó al campeón Olímpic en Castalia y metió a los albinegros en la promoción de ascenso. El 1-0 sostiene al Castellón en la cuarta plaza, listo para el gigantesco desafío del play-off: hoy conocerá el rival en la primera de las tres eliminatorias que debe superar para escapar de una vez de Tercera.

El Castellón necesitaba sumar al menos un punto para asegurar la fase de ascenso. Salió tan preocupado por no equivocarse que de inicio no hizo otra cosa que equivocarse. El primer error lo firmó Enrique al primer minuto, y fue grave: plantó a Solano frente a Zagalá, que ganó salvador en el mano a mano. La ruleta de errores fue tónica hasta el ecuador del primer acto, cuando giró el aire del partido. Antes, por la pasarela del error desfiló Manu Martínez, que perdió un balón que propició una contra que zanjó el árbitro con amarilla para Fuster, caído en el área tras una entrada al límite de Enrique. Por delante, Chema e Ivars regalaron pelotas que no pasaron del córner en contra, para suerte local. Pese a los esfuerzos de Forner y Marenyà por ordenar el juego desde la medular, el Castellón tardó en inquietar al meta Albert, el habitualmente suplente. Lo más parecido a una ocasión llegó en el minuto 25. Fue en realidad un acercamiento: Esaú ganó por fin una de espaldas e Ivars le tiró la pared en la frontal del área. Albert fue más rápido que el delantero y se quedó la bola.

El Castellón mejoró con el paso de los minutos y terminó el primer acto merodeando el premio del gol. Falló la puntería en la doble y gran ocasión del minuto 42, que empezó y terminó en el pie derecho de Forner. Empezó con un preciso cambio de orientación, siguió con una buena mezcla en banda entre Chema y Manu, pero se torció en el fallido remate de Esaú, descoordinado con todo a favor. La acción se prolongó en un córner que enroscó bien Ivars y peinó mejor Jesús. Un zaguero visitante negó el emboque fácil a Enrique, y Forner, cerrando el círculo, reventó el rechace en el travesaño.

Incertidumbre

Sin novedad en el frente avanzó la segunda mitad. El Castellón se había pasado la semana prometiendo marcha, negando la tentación de la especulación. Pero una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. El Castellón frenó el ritmo del juego, demorando cada saque, achatando cada ataque. Los nervios, más por lo ajustado del marcador que por la fiereza del Olímpic, crecían cuando a Jesús le dio por encarar a un rival, por el pico del área izquierda. El regate fue más bien un pase al contrario, que decidió cubrir la pelota esperando que se marchara por línea de fondo, pero entonces, como si de un súperheroe se tratara Jesús se convirtió en Pezu.

Hace un tiempo, Jesús era un tallo adolescente que se buscaba la vida en la zona de ataque. Su característico galope, esa zancada infinita, no pasó desapercibida a uno de los miembros del cuerpo técnico del Juvenil del Castellón, que lo bautizó como Pezuñas, primero, y Pezu, después. Pezu daba dos saltos y cruzaba el campo entero, y ayer rescató ese espíritu animal en la jugada del partido. Reconvertido a lateral en el primer equipo, a Jesús le salió el instinto de extremo salvaje que lleva dentro. Estiró la piernaza lo suficiente para quebrar la protección del defensa y empujar con la puntera el centro raso al área. Allí Esaú se giró y encontró a Chema en el lado contrario. Chema clavó el remate de zurda a la red, y Castalia respiró con alivio.

Era el minuto 71, y el Castellón se encargó de que no se jugara más. Solo la entrada de Marc Cosme, el pichichi del campeón, inquietó a la zaga albinegra, que se desarboló con los dos primeros desmarques del ex delantero orellut. Sin colmillo, el Olímpic no se complicó la vida y se la dio al Castellón, que dejó el minutero avanzar y que buscará otra vez, a partir del próximo domingo, el ascenso en su tercera promoción consecutiva.