«Es importante que haya un espacio en el que puedas compartir experiencias y decir lo que sientes». Así se expresa Anna Buchardó, de 27 años, vecina de Borriana y usuaria de la Escuela de Hermanos y Hermanas de la Asociación Síndrome de Down de Castelló. Marta tiene una hermana con discapacidad intelectual (Marta de 31 años) y asegura que los hermanos «tenemos un rol muy diferente al de los padres». «Los padres tienden a sobreproteger y los hermanos apoyamos si nos necesitan», añade. Además, valora este tipo de cursos ya que «podemos compartir experiencias sin sentirte juzgado. Hay cosas que si las dices en otro sitio no es socialmente aceptado», apunta. Anna, graduada en Derecho, apunta que su mayor inquietud es saber si su hermana podrá tener un futuro profesional y una independencia económica. «Por suerte, mi hermana es muy autónoma consciente de que a su edad ya tendría que tener un trabajo estable, y no lo tiene. Me preocupa qué futuro le espera y que sea el mejor, y el que la sociedad le permita tener».

La borrianense expresa que, a medida que se va haciendo mayor, sabe que tendrá que organizar su vida personal y «le tienes que buscar un sitio en tu vida y no y no es fácil». «No sé si seré capaz de llevar mi vida y ayudar a mi hermana, es una persona que te acompañará toda la vida», apunta. Anna, madura en todas sus reflexiones, hace hincapié en que la meta será llegar a un día en que no haya que preocuparse por estos temas. «Deseo que llegue un día en el que yo no tuviera que hablar de personas diferentes porque la diferencia ya estuviera dentro de la sociedad. Ese es el principal problema», concluye.