Hacer alguna referencia, por más breve que sea, al romanticismo del fútbol tras un verano en el que se han pagado más de tres mil millones de euros en traspasos, que traducido a pesetas me produce un tremendo impacto y son cifras que se me escapan... Solo de pensar los avances que con ello se podrían producir en la investigación sobre el cáncer o las enfermedades raras, o en la solución o reducción de los problemas de hambruna y supervivencia que se podrían solventar en muchos países del tercer mundo.

Aquel movimiento cultural y artístico desarrollado en Europa en el siglo XIX impregnó algunos momentos de la vida de las personas y el fútbol en sus orígenes también tuvo mucho de romántico, pero ahora los jeques, los reyes del petróleo e incluso últimamente determinados países han puesto el punto final a ese romanticismo futbolístico.

¿Quién no recuerda sus primeros partidos con amigos, en cualquier solar improvisado en la ciudad, donde con piedras se constituían las porterías y a darle patadas a una pelota, que no siempre llegaba a balón?

Luego, con pocos años, acudíamos a ver a los amigos que jugaban mejor y que eran fichados para jugar en equipos en los campos junto a la pared del cementerio de San José, hasta que las ampliaciones de este los eliminaban y que naturalmente eran conocidos como «campos del silencio».

Años más tarde en el Sequiol o en el mismo Estadio Castalia comenzó su andadura el Castellón Juvenil, que según recuerda uno de los hombres importantes en la cantera albinegra, Manolo Arias, se creó y federó en la temporada 1953-54, teniendo como base quienes jugaban en el Purísima y en el Infantil albinegro. Su entrenador fue el gran jugador de los años cuarenta Santolaria y como delegados y encargados de material estaban Besalduch, Paco Felip y Miguel Cartson, gente que dedicaba muchas horas a colaborar con estos equipos. Incluso en todos esos primeros años, hasta las mujeres de algunos de los directivos se llevaban la ropa a sus casas para lavarla. Aquello sí era romanticismo.

El gran periodista castellonense Jaime Nos, en un artículo que se publicó en la revista que se editó en 1998 al cumplirse los setenta y cinco años de la creación del club, dedicada a la cantera, recordó que en la temporada 43-44, cuando el glorioso Castellón se encontraba en Primera División, y al calor del entusiasmo de aquellos años la cantera comenzaba a dar de nuevo los mejores frutos. Con un equipo joven, el Castellón Amateur se clasificó campeón de su grupo en el torneo regional el 16 de abril de 1944, en Mestalla, ante el Olímpic de Játiva, obteniendo una clamorosa victoria por 4-0. Jugaron: Higinio, Martí, Recatalá, Insa, Guillén -entrenador del equipo y medio centro en muchas ocasiones-, Aguilella, Torres, Soria, Mallén, Balaguer y Rabanal. Aquel Castellón, reconocía Jaime Nos, que dio muchos jugadores años después para el primer equipo.

La cantera albinegra tuvo un punto y aparte, cuando la familia Gimeno, propietaria de la empresa de aguas potables de Castellón, construyó los campos del Bovalar en la avenida de Alcora, de donde de la mano de técnicos como Paco Guillén, Luis Serrano, Manolo Adell, Pepe Goterris, Antonio Alegre, etc, comenzaron a salir jugadores y jugadores que alcanzaron la titularidad en el primer equipo, que hubo temporada en la que llegó a alinear hasta diez jugadores de esa procedencia. Trabajadores y colaboradores de esta empresa como Nos o Ramón Miralles se preocuparon de que aquellas instalaciones siempre estuvieran en las mejores condiciones.

De esa larga etapa fue gran conocedor el informador Ricardo Giménez, que durante veinte años fue testigo de la misma y dio cuenta de ella tanto en la prensa como en la radio. Aquella fábrica, que reconoció el club albinegro, la Asociación de la Prensa Deportiva, y sobre todo tantas y tantas decenas de jóvenes jugadores y sus familias y todo el fútbol castellonense, dio excelentes frutos que continuaron en la Ciudad Deportiva Facsa construida en las inmediaciones de la Magdalena para reemplazar al Bovalar. Fue el final de la presidencia de Antonio Bonet, cuando accidentalmente ocupaba la presidencia Juan Carlos Fabregat y era alcalde de la ciudad Alberto Fabra cuando se llegó a un acuerdo que todos consideraron histórico, presentándose públicamente el «Proyecto de Ciudad Deportiva Facsa», que sustituiría al entrañable Bovalar, en cuyos terrenos, en virtud de ese acuerdo entre las partes, el Ayuntamiento introduciría las modificaciones necesarias para que allí se pudieran construir viviendas.

En el folleto que se editó con este motivo, Antonio Bonet dejó escrito con ese motivo: «Durante más de treinta años, el Club Deportivo Castellón ha venido utilizando instalaciones cedidas por la familia Gimeno para la práctica de alguna de sus actividades, nuestro querido campo de fútbol Bovalar ,lugar que ha visto crecer grandes promesas, algunas de ellas ya realidades del fútbol albinegro?.Podemos asegurar que este es un momento histórico para el Club Deportivo Castellón. Después de más de ochenta años de historia, vamos a presentar la mayor y más importante inversión realizada nunca alrededor de la entidad: La ciudad Deportiva Facsa».

El alcalde Alberto Fabra, añadió: «Desde 1922, el Club Deportivo Castellón lleva el nombre de nuestra ciudad por toda la geografía española y es el orgullo de todos los aficionados de la capital de la Plana?El esfuerzo conjunto del Club, Facsa y de este Ayuntamiento, va a posibilitar que la nueva ciudad deportiva de Castellón sea una realidad lo antes posible. Estas instalaciones, acogerán, sin duda al corazón más competitivo de la ciudad. Allí las jóvenes promesas y la ilusión del fútbol serán un ejemplo de deportividad para todo Castellón».

El consejero-delegado de Facsa, Enrique Gimeno Escrig, en la misma publicación dijo entre otras cosas: «Para Facsa es una gran satisfacción poder presentar junto al Ayuntamiento de Castellón y el Club Deportivo Castellón este ambicioso proyecto de ciudad deportiva».

Tras dejar constancia de que esa Empresa había cedido gratuita y desinteresadamente las instalaciones de Bovalar, añadió: «Ahora, el crecimiento de la ciudad y el enorme interés social que despierta el deporte en general y el fútbol en particular hacen necesario dar un paso más?Por todo ello es muy satisfactorio haber alcanzado un acuerdo con el Ayuntamiento y el Club Deportivo Castellón en virtud del cual Facsa construirá una nueva ciudad deportiva moderna, que duplica las instalaciones del Bovalar y con la que se obtendrá mayor rendimiento deportivo porque permitirá un uso más intensivo».

Afortunadamente el acuerdo fue una realidad y la ciudad deportiva Facsa se construyó. Pero ¿qué ha pasado ahora?. El Castellón, según nos informaron directivos actuales, ya no puede utilizar estas instalaciones con el consiguiente perjuicio para la cantera y los chavales, en un momento en que las cosas en el club albinegro parecen mejorar.

Imagino que como consecuencia de la última etapa del club muchas cosas pueden haber quedado pendientes, pero entiendo que nada que ahora no se pueda arreglar. ¿El Ayuntamiento debe mediar en este tema?. Creo sinceramente que sí, en virtud de aquel acuerdo que se firmó en su momento y que comprometía a las partes. El Club, a través suyo o de la Fundación si continúa existiendo, puede y debe propiciar un nuevo acuerdo, y la empresa Facsa, o mejor la familia Gimeno, que tanto ayudó al fútbol albinegro a lo largo de varias décadas, me cuesta creer que no esté dispuesta a seguir ayudando a la cantera. Hablando se entiende la gente. Comencé aludiendo al romanticismo y termino en la misma línea. ¡Cuántas tardes, días y noches han pasado los chavales y sus padres tanto en el Bovalar como en la Ciudad Deportiva Facsa!. ¡Cuántas ilusiones y esperanzas en esos campos!. Sigamos soñando en que las cosas puedan arreglarse.