El Villarreal C no tuvo tiempo ni de decir «hola» en su salida al campo. Cuando menos se lo pensó el Orihuela ya le había tocado la cara dos veces. Sólo pudo decir «adiós». Increíble que un equipo encaje un gol en el minuto 2 y otro en el minuto 7. Eso rompe los esquemas al entrenador más pintado. Y se los rompió tanto al técnico Pere Martí como a los chavales de la escuadra de la Plana Baixa. Una derrota sin paliativos. La segunda parte fue una ruleta rusa, donde los locales salieron mejor parados.

El filial amarillo se estaba situando en el terreno de juego cuando un centro de Iván Bazán fue rematado a la red por Brian Pallarés. Se habían disputado dos minutos cuando el encuentro se le ponía cuesta arriba a los vila-realenses. Y encima en el campo de un Orihuela que tantos años y centímetros acumula en su plantilla. La cosa no quedó ahí porque después del primero llegó el segundo.

Y el segundo llevó el sello de Fleki, que peinó a la red un centro de Ayo. El guardameta murciano Josele Martínez no pudo hacer nada para evitar que el cuero basase las mallas de su portería. Ver para creer. Siete minutos de juego y en el marcador de Los Arcos ya se reflejaba un 2-0. Obvia decir que con ese resultado el equipo 'escorpión' se quedó atrás y a la contra intentó sorprender a un Villarreal C que quiso, pero no pudo.

El desconocido filial amarillo tampoco presentaba grandes cambios respecto al de las últimas jornadas. Jugaron los de siempre. La única novedad fue el regreso del centrocampista asturiano Pablo Álvarez en el centro del campo, junto al alzireño Sergio Lozano. Con ese 2-0 se llegó al final de un primer tiempo que ya dejaba el partido prácticamente visto para sentencia.

En el arranque del segundo tiempo el filial estiró líneas. Tuvo más el balón. Fue más descarado y le jugó de tú a tú a un Orihuela muy relajado con el 2-0 que campeaba en el marcador. Los vila-realenses lo intentaron por las bandas y entre líneas, pero no era fácil encontrar espacios por donde penetrar, o engatillar desde la frontal del área.

Poco a poco fueron llegando los cambios en las dos formaciones. En una contra llegó el gol que remató la faena para los amarillos del Orihuela. Lo anotó el extremo Nico. Un gol que fue replicado por el máximo goleador del Villarreal C, el ariete malagueño Dani Villanueva, para perforar la portería de un examarillo como Raúl Bernabéu. El gol llegó en el minuto 73. Quedaba tiempo, pero lo que llegó fue el cuarto gol de los oriolanos, anotado por Iván Bazán desde los once metros, engañando a Josele. Ahí murió el partido.