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Meido ambiente

El Plan del Pinar detecta ardillas muertas por la presión humana y ramas arrancadas para las paellas

El diagnóstico del parque recoge la conflictividad que existe en la zona de paelleros y aboga por potenciar su papel educativo, cultural y social

El Plan del Pinar detecta ardillas muertas por la presión humana y ramas arrancadas para las paellas

El Pinar, una zona de recreo de los vecinos, parte cotidiana y emocional de los castellonenses que corre el riesgo de morir de éxito si no se toman las medidas adecuadas para reconducir su futuro. El ayuntamiento ha dado los primeros pasos para controlar su salud ambiental y recreativa al aprobar en el último pleno el Plan de Usos, en el que se habla de sus fortalezas y oportunidades, pero que saca a la luz amenazas y debilidades sonrojantes.

El diagnóstico es claro: el parque del Pinar tiene un valor ambiental y social importante para la ciudad, además de ser utilizado como zona de recreo y para actividades lúdicas y de descanso. Por eso, señalan desde el ayuntamiento que es interés municipal mantener y mejorar este espacio «y asegurar la continuidad como parque emblemático de la ciudad».

"Presión muy fuerte por parte de los usuarios"

Pese a estas buenas intenciones, reconocen desde el consistorio que el entorno no pasa por su mejor momento. Así, recogen que durante los últimos años ha habido «una presión muy fuerte por parte de los usuarios, principalmente los fines de semana veraniegos, en los que se puede concentrar mucha gente».

Esto hace, según reflejan en el diagnóstico, que «servicios como los paelleros, bancos y mesas estén muy demandados». Además, se incide en que «la presión humana se transmite hacia la flora y fauna del parque», desvelando en este sentido que «se encuentran a menudo ardillas muertas y árboles y arbustos a los que se han arrancados las ramas para quemarlas en los paelleros». Incluso, señalan que «hay presión sobre los pinos para sacarles leña». Con respecto a estas instalaciones para cocinar, se destaca que son a menudo «causa de problemas porque hay pocos lugares para la gran demanda que tienen».

Otros obstáculos detectados en el Pinar, que tiene una superficie de 13,50 hectáreas, son los carteles interpretativos a la entrada sur, que están en mal estado; los juegos infantiles, que tendrían que ser adaptados y mejorar la accesibilidad; los servicios públicos, escasos y que deberían contar con un horario de utilización y un mantenimiento correcto; el auditorio, que no se utiliza habitualmente y que tiene problemas de drenaje; el sotobosque, que habría que recuperar; o las puertas de acceso, que no tienen cierre y que quizás «convendría recuperar para poder cerrar el parque tanto por la noche como cuando se produzcan caídas de pinos o se anegue la zona». Así mismo, se cree conveniente aumentar la presencia policial, principalmente en verano, para evitar conflictos.

Con todo ello, se considera que con este plan se podrán atacar todas estas debilidades y se potenciarán las oportunidades. Por ejemplo, se pretende incidir en el fomento de valores medioambientales, así como en actividades de esparcimiento, culturales, deportivas o festivales de música. Eso sí, para todo ello será necesario establecer una serie de normas que regulen el uso por parte de los ciudadanos.

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