La Universitat Jaume I albergó la Junta General de Accionistas del CD Castellón. El consejo, haciendo valer la mayoría que le otorga el paquete accionarial de David Cruz, aprobó sin problema todos los puntos del orden del día: se ratificaron los cargos del nuevo consejo y se aprobaron las cuentas de la pasada temporada, así como el presupuesto de la presente y la operación de reducción y ampliación de capital que debe, en palabras del presidente Vicente Montesinos, «marcar un antes y un después en el club» de la capital de la Plana. Lo hará, probablemente, si los actuales gestores utilizan la ampliación de capital aprobada para ser también los nuevos propietarios del club.

Se habló de pasado, presente y futuro. Todas las asociaciones que conforman el entorno del club estuvieron representadas. El debate fue jugoso aunque preguntas capitales quedaron abiertas. El consejo rehuyó explicar los detalles de su acuerdo con David Cruz y concretar su inversión en la ampliación de capital. Como se esperaba, y Cano Coloma mediante, aprobó en la junta todo lo que tenía que aprobar. Se ratificó a sí mismo: el presidente Vicente Montesinos y las sociedades Capital Albinegro SL y Management Team Albinegro SL, representadas por Jordi Bruixola y Alfonso Hernández, se unieron a José Cano Coloma, la polémica herencia del pasado, en el seno del consejo de administración.

Fue Cano Coloma la principal piedra en el zapato del nuevo consejo. El abogado representó el paquete accionarial del expresidente David Cruz. Se aprobó lógicamente todo lo que él quiso. En la junta estuvo representado el 76 % del capital social. Cano Coloma manejaba una mayoría aplastante. Con ella fue aprobando sin problema cada uno de los puntos del día.

Los pequeños accionistas recriminaron su presencia al considerarle «corresponsable» de los desmanes en la gestión de las últimas temporadas. «Es indigno», dijo César Ramos, de Sentimiento Albinegro. «Lo mínimo que puede hacer es dimitir y pedir perdón», añadió Pedro Luis Izquierdo, de Fòrum Albinegre. Cano Coloma recibió el capote de Montesinos y él mismo despejó balones: «He hecho más por el club que muchos de aquí. No tengo que pedir perdón por nada». Después intercaló sus momentos de atención con largos vistazos al teléfono móvil, y incluso salió de la sala en varias ocasiones. Votó más que habló porque era suficiente.

Cinco horas

Montesinos llevó el peso de la junta, apoyado en Antonio Civera, vicesecretario general del club. Fueron cinco horas de mucho desgaste para el presidente, que tuvo un problema físico en los días previos y sufrió un pequeño bajón al finalizar la extenuante sesión. Montesinos entró a todos los trapos y convenció en algunas áreas. En otras no tanto. Se echó en falta una mayor claridad a la hora de cuantificar el dinero que el consejo va a aportar a la ampliación de capital de 900.000 euros aprobada, o a los acuerdos alcanzados con Cruz. Varios accionistas condicionaron su apoyo a la ampliación a un cambio en la propiedad, que tampoco quedó del todo claro. «Esperen a ver el número de acciones que vamos a pagar y entonces, si les parece suficiente, acudan ustedes también», dijo Montesinos.

El vicesecretario Cervera detalló algo más la operación. El valor de cada acción se reducirá a diez céntimos. Luego tendrá lugar la ampliación de 900.000 euros. El objetivo de mínimos del consejo es cubrir la mitad. Y la mitad de lo que ahora se suscriba se podrá pagar dentro de cinco años. «Somos conscientes de que con este importe no se cubre la deuda total, pero se diseña una operación factible». Eso lo remarcó Montesinos: «Evidentemente si debes tres millones y pones tres se acabó el problema, pero tienes que tenerlos. Nosotros planteamos una solución realista». «El Castellón es un edificio en llamas. Los primero es salvar esto y plantear después otra operación. Entiendo enfado de los accionistas, pero ojalá tenga su voto de confianza», resumió el presidente. Abrió la puerta a posteriores ampliaciones de capital, «si fuera necesario».

En cuanto a las cuentas, Montesinos explicó que en los dos últimos años se habían generado pérdidas de «más de un millón de euros y esto hay que sumar de donde venimos». Subrayó que «lo primero» es «salvar la actual situación». La deuda total es de cuatro millones de euros.

Hacienda asoma como problema principal, ya que Cruz incumplió el convenio singular: «confiamos en poder negociar un aplazamiento del pago de la deuda». Preguntado por «la independencia» del actual consejo estando la propiedad en otras manos, Montesinos admitió que la situación no era la ideal. «Tenemos la mayoría en el consejo y ese paso de entrar, a pesar de los pesares, pensamos que era la manera de salvar el club. Ese es nuestro reto. Como presidente lo único que quiero es que este club vaya a lo más alto. E invito a todos los accionistas a que se sumen», insistió.

El plan

A esas alturas ya se habían ido los jugadores, presentes de inicio en la junta. Se quedaron los entrenadores y Ángel Dealbert, parte fundamental también del proyecto institucional. «Lo más importante» para el nuevo consejo era presentar el plan de viabilidad. El objetivo es tocar el fútbol profesional para el centenario, en 2022. Asimismo, «una de las vías de trabajo» es la de solicitar al ayuntamiento «la cesión a largo plazo del estadio Castalia», dijo Montesinos. El valor representativo del club o el dinero que reporta al Estado vía impuestos a la sociedad son algunas de las cartas a la hora de «convencer» a las administraciones.