Más de 600 niños de cerca de 30 parroquias y colegios de la Diócesis participaron ayer en el XVII Encuentro Diocesano de la Infancia Misionera en el Seminario Mater Dei. Como escuela de solidaridad, esta institución pontificia nacida hace 175 años enseña a los más pequeños a ser generosos y a ser sensibles a las injusticias como la pobreza, el hambre o las enfermedades que sufren muchos niños en todo el mundo. Monseñor Casimiro López Llorente presidió la Eucaristía, y en la homilía animó a los niños a atreverse a ser misioneros, como rezaba el lema de este año.

El obispo insistió en tres actitudes para ser misioneros. La primera es la disponibilidad a ir donde Cristo envíe: «Un día cuando seáis mayores podréis sentir la llamada a ir hacia los otros como sacerdotes o en el matrimonio. Sed amigos suyos y dejaos enviar para que Él y su Evangelio llegue a todos». La segunda actitud es hacer discípulos de Jesús. Mons. López Llorente recordó que «si salimos de nosotros mismos, nos daremos cuenta que hay muchos niños que sufren carencias materiales. Con ellos no podemos comprometer con pequeños gestos. Y también están los que no conocen a Jesús, el amigo de todos que nos da alegría y nunca nos deja solos». para hacerlo posible, es necesario la escucha de Dios «porque solo así nos atreveremos a ser misioneros». López Llorente recordaba cómo en el origen de la Infancia Misionera el obispo francés de Nancy, Mons. Forbin-Janson, quiso implicar los niños en la misión de manera muy sencilla: «Rezando cada día un Ave María y poniendo una limosna en una hucha».

En el encuentro participaron parroquias de Barracas, El Toro, Onda, Betxí, Alfondeguilla, Vall d'Uixó, Torreblanca, Nules Borriana, Vila-real, Castelló, Alqueries, Almenara y colegios de la Consolación y Carmelitas.

Después de la Misa los niños disfrutaron de talleres que, a través de las Bienaventuranzas, enseñaban valores de fraternidad y solidaridad.