Llegaron los premios y con estos la satisfacción para los ganadores, en las tres categorías se premia, el monumento e ingenio y gracia, el esfuerzo del artesano se ve recompensado en estas calificaciones que los propios falleros de esta ciudad hacen de las fallas plantadas cada año. Sin embargo, el presupuesto con que cuenta el artesano para realizar la falla tiene mucha importancia a la hora de acceder a uno u otro premio. En esta ciudad la diferencia de presupuesto, por lo menos en la máxima categoría, es muy importante y casi siempre suela ganar la falla de mayor presupuesto.

Hay que felicitar a los artesanos por su capacidad de trabajo y al oficio que estos desarrollan para realizar el mismo, calidad podría ser la palabra utilizada para valorar todo el trabajo expuesto en esta ciudad. Sin embargo, en cuando al diseño para los falleros más veteranos, los actuales artesanos apuestan por la comodidad, que es en realidad la que les permite realizar los trabajos a lo largo del año. Las fallas son admiradas por distintos conceptos; una buena línea, con posible atrevimiento, un buen conjunto y la sátira, que todo en general se pueda dar en una sola visión de conjunto. Este año hemos podido apreciar cantidad de figuras de gran tamaño descansado en el suelo y sobre estas figuras se ha desarrollado el resto del monumento. Y ello ha supuesto no contar con bases, dado que la mayoría de muñecos se ubican sobre el asfalto y siendo la figura principal el fondo de las escenas, la crítica se ha basado simplemente con el muñeco y el cartel referente al mismo. Con los nuevos diseños o las nuevas formas de entender las fallas, se ha perdido el fondo de escena, apoyo que tenía el ninot u otros elementos a la hora de mostrar la crítica y la ayuda que ello suponía para entenderla.

Pero los tiempos cambian y si en la actualidad consideramos que los artesanos trabajan ofreciendo calidad, dentro de algún tiempo quien sabe lo que estos monumentos aportaran para la fiesta y la cultura del este país.

Desde siempre se le ha tenido más miedo al viento que a la lluvia, este año estamos teniendo de todo, viento y agua. La lluvia impide realizar cualquier acción cuando la falla está plantada, el artesano contra la posibilidad de lluvia toma la decisiones en el taller antes de que la falla esté en la calle, todas las piezas llegan a las plazas protegidas de un barniz el cual evita que el agua penetre en el interior de la pieza. Si esta protección está bien aplicada, tiene que ser muy contundente la lluvia para que estropee las figuras.

Todos los productos que se utilizan para pintar una falla protegen del agua. Además, preocupa siempre, tras la lluvia, la salida del sol con mucha potencia, dado que el calor húmedo, si el agua ha encontrado algún que otro poro que no haya cubierto el barniz, hace que la pintura salte y estropee la pieza.