Vila-real acaba de estrenar en la provincia de Castelló un nuevo concepto de vinoteca por el que los clientes se sirven una copa de vino a través de una especie de máquina expendedora. Este sistema de autoservicio mantiene las botellas en la atmósfera y temperatura adecuadas para que no pierdan calidad. Esta novedad ha nacido con Vinomentero, un espacio situado en la calle Pere III.

Su creador. Alberto Javier Santos, es a su vez el propietario de Quesomentero, otra iniciativa gastronómica especializada en el mundo de los quesos y que se encuentra próximo al bar de vinos.

Vinomentero propicia en la zona de las tascas de Vila-real un triángulo de locales que combinan el queso y el vino. La vinoteca fue inaugurada el pasado 17 de marzo. En la misma se puede adquirir una copa con una máquina «self-service» denominada Enomática. Con una tarjeta recargable, de 10, 20 y 50 euros, que facilita el local hay posibilidad de degustar una amplia carta de vinos -una treintena de momento-. «Es un método novedoso que en España existe solamente en Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca. Permite que se conserven sin perder evolución botellas de 50 o 100 euros», destaca el autor de esta idea.

Hay caldos para diferentes bolsillos económicos. Así, se puede probar de una botella de 11,50 euros media copa por un euro, una por 1,90 y una cata por 0,90, mientras en una botella de 52 euros se sitúa en los 3,20 euros en cuanto a la cata, los 5,80 euros en la media copa y los 10,50 en una entera.

Alberto Javier Santos dispone de botellas de la Rioja, Toro, Ribera del Duero, Alicante, Castelló, Cataluña o Galicia. A nivel internacional cuenta con una marca de Chile, pero su objetivo es conseguir también importar vinos de Francia, Italia, Sudáfrica o Argentina, entre otros países.

Vinomentero pretende aportar «cosas diferentes» dirigidas a los «amantes del buen vino», afirma Santos. La bebida se puede acompañar por un surtido de tablas de quesos o de embutido.

Con su apertura, el joven emprendedor, de 33 años, ha buscado un espacio especializado y «divertido». «Cafeterías ya hay muchas», subraya.

Con este ímpetu, en 2015 puso en marcha el restaurante de Quesomentero, en la calle Pare Molina, donde hay unas 120 variedades de quesos procedentes de diversas partes del mundo, como Italia, Francia, Reino Unido, Irlanda, Holanda, Noruega, Lituania, Portugal, Alemania o Suiza. En dos años y medio ha acumulado 400 categorías. Con su nombre se ha apoyado para bautizar el nuevo local de vinos.

En 2016 activó la tienda de «Detrás de Quesomentero», ubicada en la parte trasera del espacio gastronómicos (calle Sant Pascual). Conjuga vinos y quesos con cuchillería, artículos y productos culinarios.

En este punto organiza catas y talleres y dispensa «cubos a la carta». Por ejemplo, un cubo de 30 euros está formado por una botella de vino y siete cuñas de queso.