Los falsos médicos de Vinaròs contrataron a una doctora, E.E., también acusada en la causa que se juzga en la Audiencia Nacional pero que se encuentra en paradero desconocido, que trabajaba solo de 10 a las 13 horas, que no tenía el MIR y que se desvinculó de la clínica en mayo de 2009 tras conseguir aprobar este examen y obtener un destino para trabajar como médico.

Al desvincularse esta primera doctora, los falsos médicos contactaron con F.A. para contratarla en la clínica y mantener la autorización de Sanidad y figurar como directora médica de la clínica, ya que ninguno de ellos tiene un título válido para ejercer la medicina en España.

No obstante, para trabajar en la clínica F.J.G.A. le indicó que debería pasar algunas pruebas y ser evaluada por el otro acusado, conocido como Coté. Según relató esta testigo cuando fue interrogada tras cerrar la clínica, ella presenció un implante de cabello y cinco lipoaspiraciones que se realizaban por la tarde y la madrugada y que los acusados «ni limpiaban ni esterilizaban correctamente el material». Así mismo, indicó que hacían aparentar ante los clientes que las operaciones eran más sencillas de lo que realmente suponían, así como que no tenían ni los protocolos médicos indicados ni la documentación requerida para ello.

Esta testigo está en paradero desconocido y la defensa de los acusados intentó que se declaración no fuera escuchada en el juicio oral, aunque el Tribunal no accedió a sus peticiones independientemente de la valoración que se pueda hacer del contenido.

Por su parte, la doctora E.E., también en paradero desconocido, declaró tras el cierre de la clínica en 2009 que en la época en la que trabajaba para los acusados tenía el título de medicina pero no la homologación en cirugía ni el MIR, así como que su trabajo consistía en aplicar mesoterapias o quitar barrugas. No obstante, al conocer que el acusado F.J.G.A no era médico, lo denunció ante el director del Hospital de Vinaròs. En la misma declaración, añadió que dejó algunas recetas firmadas en la clínica pero que pensaba que no se iban a usar e indicó que ella nunca prescribía homeopatía. Por último, manifestó que tras realizar unos cursos de rejuvenecimiento facial en Barcelona recomendó la adquisición de una centrifugadora, pero que no llegó a usarse, según su versión.

Renuncia a testigos

Durante la cuarta sesión del juicio correspondía declarar a una quincena de testigos propuestos por la defensa. No obstante, los letrados renunciaron a seis de ellos después de que la declaración de los primeros se desmontara al constatarse a preguntas del Fiscal que se habían tratado de homeopatía en una primera clínica que regentaba el acusado FJ.G.A en Vinaròs antes de 2006 y de que entrara en escena Coté y sobre la que no pesa ninguna acusación.

Entre los testigos de la defensa que acudieron a la clínica en la etapa que se juzga, los declarantes manifestaron que eran conscientes de que la clínica era de homeopatía, que estaban satisfechos con los tratamientos, los cuales consistían básicamente en «unas bolitas» que compraban en la farmacia y que trataban para diversas dolencias en articulaciones y para diversos tipos de alergias, tanto en adultos como en niños y como recurso como terapias alternativas.

No obstante, estos testigos confirmaron que se realizaban tratamientos no autorizados a ese nivel como extracciones de sangre o infiltraciones en articulaciones.

Por último, una testigo declaró ante la Policía que le diagnosticaron que tenía tiña y le aplicaron inyecciones de su propia sangre con medicamentos en la cabeza, pero que como sobró líquido en el émbolo, se lo pincharon en el brazo.