Algunos castellonenses votaron por un cambio en Castellón en las pasadas elecciones, pero muchos de ellos, tal y como nos confiesan, se han arrepentido, y mucho, de entregar su voto a un Pacte o Conjura del Grau que sólo se centra en crear polémicas estériles pero no en solucionar los problemas reales de los vecinos de nuestra ciudad. Y es que, el bipartito no sólo no está dedicando esfuerzos en arreglar lo que no funciona en Castellón sino que está generando conflictos nuevos en todos los ámbitos.

Lo ha generado a nivel interno en el Ayuntamiento (véase la banda o la Policía), lo ha generado en el mundo de la Fiesta, también a nivel urbanístico en la Marjalería, Crèmor, Raval Universitari o Maestría. Y mientras sólo se habla del topónimo o la cruz, no se está hablando de Empleo y Actividad Económica, Sanidad o Educación que es lo que realmente preocupa a los castellonenses, como indicaba el último barómetro del Consell. Cuestión de prioridades.

Y quienes venían a imponer transparencia, se esconden sin aclarar a los castellonenses la presunta malversación de fondos públicos al presuntamente utilizar servicios municipales con fines electorales por parte de Compromís. Desde Ciudadanos reclamamos a Nomdedéu, actual secretario autonómico de Empleo, pero sobre todo a Ali Brancal, vicealcaldesa de la ciudad, que respondan, no sólo ante sus votantes sino ante todo el pueblo de Castellón, que ya está muy harto de ser noticia siempre por las presuntas malas prácticas y que merece un respeto. Con total independencia a la presunción de inocencia que tiene cualquier ciudadano y a la independencia del poder judicial existe una responsabilidad política. Y es que para más inri, este nuevo capítulo se une a la triste noticia de que presuntamente todos los partidos valencianos acudieron dopados a las elecciones.

Y en cuestión de gestión, la del bipartito basada en anuncios está generando frustración en los vecinos que ven cómo éstos no se materializan y se quedan simplemente en la foto y el titular. Propaganda sin resultados ni beneficio real para los castellonenses. Estos cuatro años serán una legislatura perdida sin apenas proyectos finalizados, y paradójicamente los pocos que se ejecuten serán impuestos, sin contar con el consenso de los vecinos, tal y como desmuestran las reacciones de éstos. Un consenso que tampoco querían en la cesión del Castalia, pero que sin embargo, hemos forzado desde la oposición uniéndonos contra la imposición unilateral de la alcaldesa. Una imposición que también practican en la Educación o en su ataque a la libertad de los castelloNenses para hablar en el idioma que prefieran, educar a sus hijos como crea uno conveniente o incluso intentando que cambiemos nuestro apellido familiar. Olvidan que en política no se impone, se dialoga; no se vence, sino que se convence. Desde Ciudadanos estamos hartos de repetirlo, pero parece que no quieren entenderlo. Este Castelló mío, este Castellón nuestro. Ay, ay.