Las revistas científicas lejos de ser aburridas se animan en ciertos momentos del año a publicar resultados sorprendentes, al menos así me lo parece, y una de esas épocas ocurre durante el verano. Por ello, hoy les comentaré ciertos trabajos científicos que tienen que ver con el «veraneo», como nadar más rápido, dormir mejor, o vivir con más salud.

Investigadores de la Universidad de Loughborough en Gran Bretaña, han realizado un experimento, cuanto menos curioso. A un grupo de nadadores de 200 metros «estilo libre», les administraron una hora antes de nadar 300 mg por kilo de peso de bicarbonato de sodio en cápsulas de gelatina, mientras que a otro grupo (denominado placebo) se las dieron de carbonato de calcio (200 mg por kilo). Ambos grupos se lanzaron a la piscina, y los que tomaron bicarbonato llegaron antes a la meta; incluso estos atletas redujeron su marca habitual. El estudio aparece estos días en la revista International Journal of Sports Medicine.

Como es sabido el bicarbonato de sodio reduce los ácidos, y es un componente frecuente para tratar la indigestión y la acidez estomacal. Ahora, podría utilizarse para amortiguar, aumentando el pH sanguíneo, las grandes cantidades de ácido láctico que se generan en los músculos durante un esfuerzo intenso. El 89 % de los nadadores del estudio bajaron sus marcas como mínimo segundo y medio, y aunque les parezca poco para 200 metros, les recordaré que en las Olimpiadas de Atenas, los cuatro finalistas de esta prueba tuvieron una diferencia de tiempo, entre ellos, de 1,4 segundos.

Pero estos resultados, que podrían llevarnos a tomar bicarbonato antes de saltar a la piscina este verano, y mejorar así nuestra velocidad, no están exentos de algún que otro problema, aunque menor, como son los efectos secundarios del bicarbonato a dosis altas: calambres, náuseas y diarrea. Habrá que pensarselo dos veces, antes de bicarbonatarse este verano, sobre todo en el aperitivo.

El sueño y el tai-chi

Decida lo que decida, si bicarbonato en la piscina o después de la paella, cuide su descanso. La revista Neurology afirma este mes, que la alteración del sueño puede general sonambulismo. Científicos de la Universidad de Montreal, expusieron a sujetos sonámbulos y controles a diversos ruidos durante su descanso nocturno; y concluyeron que los factores que aumentan el sueño, como su ausencia, y que lo fragmentan, como despertarse bruscamente por un ruido, elevan la probabilidad de que los sonámbulos deambulen por la noche; ninguno de los controles, pese al ruido, corretearon dormidos.

Si usted lo que quiere es dormir mejor, y es un adulto de los llamados mayores (de más de 59 años), practique el «tai-chi». Leemos en la revista médica Sleep, que ejercitar regularmente (45 minutos tres veces a la semana) una versión occidentalizada del arte marcial chino «tai chi chih» ayuda a dormir mucho mejor; al menos es lo que les ocurrió al 65 % de los individuos que participaron en este estudio de la Universidad de California en Los Angeles. Los resultados fueron similares, en su bonanza, a los que se obtienen con fármacos o mediante terapia cognitiva conductual, en ocasiones difícil.

Vigile su peso y su cintura

Viene el verano, hay que calzarse el traje de baño, y entonces nos acordamos de nuestro peso y de nuestra anatomía, especialmente de la cintura (pancha). Malas noticias, investigadores del laboratorio de Epidemiología, Demografía y Biometría del National Institute on Aging (Bethesda, EE.UU), afirman en American Journal of Epidemiology que tener mucha «barriga», a lo Homer Simpson, podría ser mortal, independientemente del peso. Es decir, que no solo debemos estar pendientes de las básculas o del índice de masa corporal (IMC, cociente entre el peso en kilos y la altura expresada en centímetros al cuadrado), sino también de la longitud de la cintura.

Los investigadores de Bethesda estudiaron durante nueve años a más de 245.000 personas de 51 a 72 años, para esclarecer si existía vinculo entre la grasa del estómago, el IMC y la mortalidad. Sus conclusiones dicen que, tanto hombres como mujeres, con una mayor circunferencia en la cintura aumenta en un 22 % más los riesgos de morir que los de cintura delgada. Cuando se extrapolan los datos de este estudio a las guías de salud de la Organización Mundial de la Salud, que considera «abdominalmente obesas» a las mujeres con cinturas de más de 87,5 centímetros y obesos a los hombre de más de 100 centímetros, los resultados indican que éstos individuos eran un 20 % más propensos a morir que los finitos.

Otro dato curioso del trabajo es que los resultados seguían siendo mortales, si eran los sujetos fumadores o no, estaban sanos (en apariencia) o enfermos crónicos, o si eran blancos, negros, hispanos o asiáticos; aunque a éstos les iba algo peor. Conclusión, el aumento de la circunferencia de la cintura se tiene que considerar, junto al IMC, como un factor de riesgo para la mortalidad.

Colesterol bueno y mala memoria

Y por último, en los laboratorios del Hospital Paul Brousse de Paris, han descubierto, después de analizar a casi 4.000 personas, que tener los niveles bajos de colesterol HDL, o colesterol «bueno», están vinculados con una mala memoria a corto plazo, al menos en adultos de mediana edad (55 años). Los individuos, en el test de memoria verbal a corto plazo, debían de recordar 20 palabras, si no se acordaban al menos de cuatro, se les diagnosticaba déficit de memoria. Los resultados publicados en Arteriosclerosis, Trombosis and Vascular Biology, y después de ajustar los datos según los factores sociodemográficos, enfermedades y medicamentos utilizados, demuestran que aquellos que tenían los niveles de HDL bajos, eran hasta en un 61 % más propensos a tener un déficit de memoria. El colesterol HDL, podría convertirse en un factor de riesgo en la pérdida de memoria, ya que según algunos investigadores ofrece al cerebro propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.