La música amansa a las fieras, pero también puede enervar a los vecinos si se practica con determinados instrumentos a horas poco convencionales o si los oyentes no son amantes de esta disciplina artística. De ahí que tras más de un año de expediente, reclamaciones y dos mediaciones, el Síndic de Greuges ha instado al Ayuntamiento de Torrent a volver a negociar con una familia que vive en un inmueble de la avenida al Vedat y un alumno del conservatorio que toca el piano, el clarinete y la flauta.

El objetivo es que alcancen un pacto de horarios que satisfaga a ambas partes y que se cumpla, de forma que se acabe un largo enfrentamiento. También recuerda al consistorio que una "posición de inactividad" en este tipo de situaciones, dado que se trata de "incumplimientos que afectan a derechos fundamentales del ciudadano", puede generar "responsabilidad patrimonial" de la Administración.

La historia arranca hace casi dos años, cuando un residente de Torrent preparaba unas oposiciones y consideró que su vecino, un estudiante de música, le molestaba en sus prácticas. "Tocaba a toda hora y era insoportable. Nos hemos llegado a despertar el día de Navidad a las seis de la mañana con un recital de piano", critica el afectado, que vive con sus padres y hermano.

Según la resolución del Síndic, a finales de 2008, este torrentino interpuso una queja y, tras la primera mediación, "consiguió llegarse a un acuerdo". No obstante, en abril de 2009 ya hubo nuevas protestas por un supuesto incumplimiento del acuerdo y, excepto en el verano, porque el afectado lo pasó en otra residencia, durante todo el año ha habido por su parte reclamaciones al ayuntamiento, llamadas a la policía local y comunicaciones a la Generalitat Valenciana en las que pedía que se abriera una investigación y que se estudiara si había más casos.

El amplio y detallado informe que el consistorio ha remitido al Síndic afirma que la policía local "nunca ha podido constatar las molestias" en las reiteradas ocasio?nes que ha acudido a la finca y tampoco las sufren los otros 30 vecinos del edificio ni la junta de propietarios legalmente establecida. "No hay constancia en ninguna acta de la comunidad de las quejas vecinales formuladas por el interesado", asegura el ayuntamiento en su respuesta al Síndic, a raíz de los informes policiales. Respecto a la práctica del estudiante, la policía local se entrevistó al inicio del problema con su madre, "quien les manifestó que su hijo ensaya dos o tres días a la semana, unas veces por la mañana y otras por la tarde, pero siempre a horas normales, evitando molestar al vecindario".

No obstante, el afectado y su familia se han ratificado siempre en su versión en las diversas comunicaciones al Síndic y siguen insistien?do en las molestias. "No es que desafine ni nada. Pero es que toca a toda hora y nos molesta, y el ayuntamiento le apoya a él y no nos hace caso. Ya llevamos dos años con este tema y estamos hartos", se quejan.

Tras conocer todas las versiones y los documentos correspondientes, el Síndic ha resuelto que, "si bien en el artículo 2 de la Ley del Ruido se excluye de su ámbito de aplicación los ruidos de las actividades domésticas o los comportamientos de los vecinos, tal exclusión no opera para el supuesto de que se sobrepasen los límites tolerables". De ahí que inste al consistorio a mediar.