Israel tiene 12 años y vive en Petrés. Como el resto de chicos de su edad se prepara para dar el salto a secundaria, todo un cambio para ellos ya que tendrán que trasladarse hasta Gilet donde, ante la falta de un colegio público, la conselleria los reubica en un centro concertado. Sin embargo, a diferencia de ellos, él aún no sabe a qué centro irá, ni cómo llegará hasta allí.

Y es que Israel tiene una peculiaridad. Desde que nació ha tenido que aprender a convivir con la enfermedad de Duchenne, una distrofia muscular que le provoca una debilidad que le obliga a ir en silla de ruedas y a ser dependiente en cosas aparentemente tan sencillas como comer o ir al baño.

Pero su problema no es este. Lo que amenaza con convertirse en una barrera es la burocracia, como se lamenta Amparo, su madre, que no duda en denunciar la discriminación que, a su juicio, se proyecta sobre su hijo. La base de todo se encuentra en el carácter de centro concertado que tiene el colegio de Gilet donde están adscritos por la Conselleria de Educación los niños de Petrés para cursar la secundaria.

Para desplazarse, la conselleria financia un autobús. Sin embargo, Israel, al ir en silla de ruedas, necesita un vehículo adaptado que, según las entrevistas mantenidas por Amparo con responsables de conselleria, "no está claro que mi hijo pueda tener para ir a Gilet".

Si el transporte todavía es una incógnita, lo que sí saben ya Israel y sus padres es que el chico no tendrá un educador de apoyo en el centro de Gilet. "Al tratarse de un centro privado conselleria no aporta educador, pero ese argumento es falso porque para mí ese colegio, como centro concertado, es la única opción de enseñanza pública que me da conselleria para su hijo", afirma.

Ante esto, Amparo afirma que la única alternativa que se le está dando desde conselleria es trasladarlo a otro colegio mucho más lejos, en Benifairó de les Valls, donde existe un educador de refuerzo. Pero entonces surge otro problema. "Si va a Benifairó entonces lo que no tendría es transporte para llegar hasta allí", señala.

Amparo no oculta su preferencia respecto al centro de Gilet ya que "allí está con los chicos del pueblo que ya le conocen y, aunque los niños se adaptan bien, es mejor para su integración". Sin embargo, a su juicio, cualquiera de las dos opciones es discriminatoria pues "si va a Gilet no tiene educador y si va a Benifairó se queda sin el transporte que sí tiene el resto de niños". Además considera la conselleria hace recaer en los padres estas deficiencias "O bien nos toca ir varias veces para ayudarle a comer y llevarlo al baño, o para llevarlo y eso es problemático porque trabajamos", destaca.

Este diario se puso en contacto con Educación para conocer las alternativas a los problemas planteados sin que hasta el momento haya recibido respuesta. Mientras tanto Israel y Amparo esperan el inicio de la matriculación en un nuevo curso que se presenta marcado por la incertidumbre.