La suelta de patos vivos volvió a abrirse ayer un hueco en las fiestas del Port de Sagunt, por más que el acto hubiera sido anulado por primera vez en 61 años, debido a que su uso está prohibido desde el año 2006.

Algunos particulares lograron burlar los intensos controles policiales y soltaron unas cuantas aves pero, además, las peñas que organizan las fiestas sorprendieron con una particular estratagema para no dejar la tradición en el olvido: llevaron siete ejemplares al muelle con la excusa de mejorar los regalos para los ganadores de la competición del palo engrasado. Y, lógicamente, luego todos los animales acabaron en el agua en una jornada que transcurrió sin incidentes.

El presidente de la Federación de Peñas, José Vicente Bosque, insistió en declaraciones a Levante-EMV en que era un gesto "para completar los premios" y se desmarcó de "lo que pudiera hacer después cada uno con ellos". Quien sí quiso quedarse al margen de la medida fue el concejal de Fiestas, José Luis Martí. "No se darán patos como premio. Yo de eso no sé nada", decía a este diario, pese a que que la organización incluso lo hubiera anunciado por megafonía.

Desde que Levante-EMV adelantó la intención de los peñistas de devolver los 150 animales encargados para este año, el colectivo daba por supuesto que algunos particulares lanzarían patos al agua "para mantener" una tradición que el ayuntamiento y las peñas confían en recuperar el próximo año "por la vía legal".

Por ello, los festeros incluso valoraron después que había habido "menos lanzamientos" de los esperados, quizás por la presión policial.

Desde primera hora, la Guardia Civil, la policía local, portuaria, nacional y autonómica se desplegaron por el puerto marítimo. Algunos, de paisano y con cámaras de fotos, con potentes objetivos. Otros, controlando férreamente los accesos para que no entrara ningún animal a la dársena en la que iban a celebrarse los festejos.

"Sé de gente normal a la que le han registrado dos veces el coche. Eso me parece excesivo", decía el edil de Fiestas. "Es vergonzoso tanto despliegue para intentar machacar la fiesta y que nadie tire patos", resaltaban desde de las peñas.

Menor afluencia

Las cucañas congregaron a unas 1.500 personas, según los cálculos más optimistas de la Guardia Civil. Se trata de una cifra muy distante incluso a las de las dos últimas ediciones de la fiesta, en las que los patos llegaron a regalarse en mano.

"Esta vez, se ha visto flojo de público pues otros años había aquí unas 4.000 personas. La anulación de los patos es lo que más habrá influido, a parte de que no haya salido un buen día", decían los peñistas mientras había afortunados que recogían televisores de plasma, cámaras de fotos o aparatos de mp3, al intercambiar las casi doscientas pelotas que fueron arrojadas al agua, en sustitución de los patos, para que el más rápido las "cazara".

Patos de plástico

en Almenara

Como ya es tradicional, ayer se celebró en la playa Casablanca de Almenara el concurso de "solta del pato", que reunió en la orilla del mar a multitud de participantes y curiosos. En esta ocasión, la organización sustituyó al animal por un pato de plástico dado que el Ayuntamiento de Almenara se enfrentaba a una multa de hasta 60.000 euros si se hacía con patos de verdad.

En el Port de Sagunt la suelta de patos está prohibida desde 2006, cuando una sentencia judicial dio la razón a un grupo ecologista y decretó que las aves sufrían un "tratamiento antinatural". Desde entonces, la Generalitat denegó la autorización, pero la suelta se siguió realizando durante dos años consecutivos y el consistorio recibió dos multas de 45.000 ? cada una. Para evitar más sanciones, durante los dos últimos años, los patos se regalaron en mano. En 2010, por primera vez, el acto no ha figurado en el programa oficial, ni el ayuntamiento pidió permiso para hacerlo. Las peñas anunciaron la devolución de los 150 animales que encargaron. P. aguilar/m. arribas almenara/sagunt