Lo de tocar la arqueología con la punta de los dedos ha dejado de ser en Dénia un retórico reclamo turístico. La historia está más cerca de lo que parece. Y si no que se lo pregunten a Juan Palma, el turista que mientras se bañaba en la playa de les Marines, a unos 150 metros de la orilla, encontró la parte superior de dos ánforas romanas del siglo II después de Cristo.

El Museo Arqueológico de Dénia desveló ayer la peripecia de este bañista. También destacó su gesto de avisar inmediatamente al propio museo, que confirmó la importancia de un hallazgo que ya forma parte del importante patrimonio arqueológico subacuático de la capital de la Marina Alta.

Las ánforas descubiertas por Palma (en realidad, se trata en ambos casos del tercio superior de los recipientes) proceden, según el Museo Arqueológico, de un taller cerámico próximo al río Guadalquivir. Se utilizaron para transportar aceite bético al valle de Ródano y a Roma, desde donde se distribuía luego a todo el Imperio. El aceite era básico en la dieta del ejercito romano y se comercializaba en grandes cantidades. Estas ánforas son del tipo Dressel 20.

La costa de Dénia ya ha deparado otros destacados hallazgos arqueológicos. Frente a la escollera sur del puerto, se localizó una importante carga de una nave con estas ánforas, de época severina (finales del siglo II). Sin embargo, en les Marines hasta ahora sólo se conocía un descubrimiento puntual de ánforas realizado por A. Català en las inmediaciones de la Punta dels Molins.

Desde el museo de Dénia se apuntó ayer que descubrimientos como el del bañista de les Marines pueden ser puntuales o pertenecer a los primeros vestigios documentados de un pecio. Si se trata de una nave hundida con su carga, sería otra evidencia del intenso tráfico marítimo de barcos romanos que transportaban salsas de pescado de la bahía de Cádiz y aceite bético. También hay referencias arqueológicas y documentales de que, desde antiguo, en el litoral de Dénia se han producido naufragios. Aunque aparentemente amable, esta costa esconde peligros y misterios -sobre todo arqueológicos-.

Ahora el museo localizará el lugar exacto del último hallazgo y enviará un informe al Centro de Arqueología Subacuática de la Generalitat Valenciana por si es conveniente realizar una intervención complementaria.