La Ribera es "el punto más caliente" para la conservación de los murciélagos en la Comunitat Valenciana. Es un paraíso para los quirópteros: su clima cálido, con inviernos suaves, y la gran cantidad de cuevas que atesora en los alrededores del Xúquer y del Magre convierten a la comarca, en especial a la Ribera Alta, en un hábitat propicio tanto para la cría como para la hibernación de los quirópteros. Así lo expone el censo de población que cada año elabora la Conselleria de Medio Ambiente, que constata la recuperación de algunas de las principales especies cavernícolas de la Comunitat (once de las 23 de nuestro territorio). Sin embargo, dos de los principales refugios de murciélagos, la Cova de les Meravelles de Llombai y la Cova de la Moneda de Cotes, experimentan en los últimos años un regresión en su población de quirópteros, entre los que se encuentran dos especies en peligro de extinción, el murciélago ratonero patudo (Myotis capacinii) y el murciélago de herradura mediano (Rhinolophus euryale).

El hombre es el principal enemigo de los murciélagos. No por un ataque directo contra el mamífero volador, sino porque su "visita inoportuna" a las cuevas los asusta y "si tienen un problema en una cueva, ya no vuelven", explica Miguel Ángel Monsalve, técnico del área de biodiversidad de la Conselleria de Medio Ambiente.

Iniciativas desde 2006

Desde 2006 están en marcha distintos planes para la recuperación de los murciélagos. Entre las principales medidas está la protección de sus lugares de cría e hibernación: "Es muy importante preservar las cuevas", sobre todo entre mayo y agosto, cuando se produce la cría, pues el parto es anual y las "visitas inoportunas" a las simas, generalmente por curiosos, domingueros o aficionados a la espeleología, "ocasiona un revuelo innecesario que hace que las crías caigan al suelo, provocando una alta mortalidad", explica el técnico, que subraya que "los murciélagos son muy malos reproductores".

Dos de las especies vigiladas por los técnicos, "se están recuperando", y "las que disminuían, no lo hacen tan aprisa". Es el caso del ratonero patudo (en extinción) "que es la más claramente mejora, pues el censo empieza a crecer", dice; y la del murciélago de cueva, que "se mantiene".

No obstante, Monsalve alerta de que no se tiene constancia de nuevas colonias y preocupa la regresión observada en Llombai (agravada tras el incendio de julio), en la Cova de la Moneda de Cotes y, también, en la de Les Meravelles de Alzira.