Extraño es que, en los tiempos de estrecheces como los que ahora campan a sus anchas, un consistorio municipal devuelva o rechace una subvención para crear algún puesto de trabajo que desahogue mínimamente la lacra del desempleo, principal preocupación de los españoles. El Ayuntamiento de Llaurí se ha visto obligado ha devolver al ministerio una subvención por valor de más de mil euros y rechazar una nueva por una cantidad cercana a los dos mil seiscientos euros al no contar con suficientes desocupados agrícolas en regla para copar las previsiones del llamado "paro agrario", que da trabajo durante los meses del verano en el sector primario.

La alcaldesa de la localidad de la Ribera Baixa, María José Galán (del PP), firmó esta misma semana la decisión de rechazo y devolución de las ayudas tras ocupar durante los meses de julio y agosto a once vecinos del municipio. Llaurí devolverá 1.010 euros por la baja voluntaria de un trabajador que, en agosto, decidió dejar su empleo municipal para reincorporarse a la empresa privada que normalmente le ocupa. No se pudo ocupar dicha vacante con la de otro desocupado. Por su parte, una segunda ayuda de más de 2.600 euros ha sido rechazada íntegra, sin que se beneficie ningún vecino de la localidad.

"A todos los trabajadores que tenían opciones los hemos ocupado, que han sido once, pero después nos han faltado vecinos para poder optar a la subvención. Ya hubiésemos querido nosotros dar trabajo a veinte personas pero no pudimos porque hay gente que se paga la agraria pero cuando acaban de trabajar no se apuntan al Servef", explicó la alcaldesa. Llaurí contaba a priori con una subvención suficiente para ofrecer veinte puestos de trabajo agrícola en el municipio. El secretario general de CC OO en la Ribera, Josep Antoni Carrascosa, confirmó ayer a este periódico que no es una situación que habitualmente se pueda observar.