El deterioro por los robos y expolios avanza en la finca modernista situada en el Maset dels Frares de Aldaia, donde el empresario maderero Franco Tormo Tormo se construyó una casa de veraneo en los años XX del pasado siglo, que es un referente de la huella de la burguesía valenciana en la comarca. Por ello, una rama de sus descendientes la familia Segarra, vinculada durante décadas a la industria del calzado le ha remitido una carta a la dirección general de Patrimonio, en la que propone que ponga en marcha los mecanismos para que la finca sea declarada Bien de Relevancia Local.

Asimismo, hace unos días, Ernesto Segarra Tormo y sus hijos visitaron el inmueble y se reencontraron con su pasado, además de comprobar cómo en estos momentos se puede acceder a la propiedad libremente y cómo ha avanzado en los últimos meses todavía más su deterioro por los expolios y actos vandálicos. Ya en agosto de 2013, Levante-EMV informó en exclusiva sobre el estado de esta emblemática finca.

Segarra Tormo, biznieto del dueño de la casa, es el creador de la marca de calzado Snipe y es descendiente de Silvestre Segarra, el histórico fabricante de zapatos de la Vall d'Uixó.

En su carta a la directora general de Patrimonio, Marta Alonso, Ernesto Segarra, en representación de su familia, explica que la finca perteneció al clan hasta 1941, «momento en el que por circunstancias económicas y familiares adversas, nos vimos obligados a desprendernos de tan estimada propiedad», que se vendió al naranjero de Burriana Manuel E. Melchor. El escrito narra que a finales de los años 40, «los terrenos pasaron al Consejo Nacional de Colonización para albergar los desplazados de Valverde del Júcar, por la construcción del Pantano de Alarcón».

Desde el punto de vista técnico, Segarra explica que el edificio «presenta rasgos característicos del tardo eclecticismo valenciano y fue probablemente proyectado por el que fue arquitecto de la familia, el prestigioso Carlos Carbonell Pañella», que es conocido por su obra edificada en la ciudad de Valencia y por su «brillante» participación en el diseño de los pabellones de la Exposición Regional Valenciana de 1909.

Finalmente y dado que los Segarra han comprobado «el peligro de desaparición de esta antigua residencia de recreo», a consecuencia de los continuos expolios y actos vandálicos que sufre por la falta de un cercado que garantice la salvaguarda, le piden a la directora general que «desde el normal desempeño de su cargo, haga todo lo que esté en su mano para que se declare el inmueble Bien de Relevancia Local, como pieza destacada dentro del patrimonio arquitectónico de Aldaia», e inste a su conservación para garantizar la preservación de esta finca.