La Asociación Unificada de Guardias Civiles -AUGC- advirtió ayer al Gobierno de que movilizará a agentes y a sus familiares para exigir que se corrijan las "graves deficiencias" de seguridad en los cuarteles. El colectivo, que es la agrupación mayoritaria en la Guardia Civil, afirma que más del noventa por ciento de las instalaciones del Instituto Armado en Valencia son vulnerables y carecen de un plan de seguridad. La denuncia de la AUGC se suma a la que hizo la asociación Independientes de la Guardia Civil -IGC- tras los atentados de ETA en Burgos y Palma de Mallorca.

Un agente destinado en la Comunitat Valenciana admitió ayer a Levante-EMV: "En el cuartel no tenemos inhibidores de ondas porque dicen que son muy caros". El guardia civil lamentó que los vehículos particulares pueden aparcar a tres metros de la fachada del cuartel, cuya ubicación no desvela este periódico por razones de seguridad. El agente apuntó que debía estar prohibida la circulación de vehículos cerca del cuartel, pero es imposible ya que se encuentra junto a una carretera nacional.

La AUGC alertó por medio de un comunicado de "la inadecuada dotación de chalecos antibalas, inhibidores de frecuencia o cualquier otro tipo de protección individual". "Los guardias civiles no queremos más discursos ni fotos en sepelios solemnes. Demandamos de los poderes públicos el imprescindible respaldo a nuestro esfuerzo". Según el colectivo, las condiciones de trabajo en algunos acuartelamientos son "tercermundistas".

Vigilantes ocupados

Fuentes del AUGC en Valencia explicaron que en algunos cuarteles los encargados de velar por la seguridad del recinto realizan al mismo tiempo labores de recogida de denuncias y de atención a las comunicaciones. Estas fuentes pusieron como ejemplo de la inseguridad de algunas instalaciones la desaparición de un coche intervenido a una banda de delincuentes que estaba aparcado en el interior del puesto de la Pobla de Vallbona.

Un responsable de la AUGC en Valencia aseguró que el año pasado solicitaron a los responsables de la Comandancia que los cuarteles contaran con perímetros de seguridad para prevenir atentados. "Su respuesta fue que no éramos objetivo terrorista", indicó. El colectivo, que representa a 1.500 agentes en Valencia, asegura que durante el último año ha pedido sin éxito tres veces por escrito al delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, una reunión para incrementar la seguridad.

"Servicios ineficaces"

"No vamos a tolerar que se enmascare con servicios ineficaces la verdadera inseguridad que padecen los acuartelamientos" de la Guardia Civil y "tampoco vamos permanecer impasibles ante tanta foto protocolaria en los sepelios, tras la cual está el olvido y la desatención hacia nuestros problemas", aseveró la AUGC.

Además, incidió en que las plantillas son "escasas y, en gran medida, poco experimentadas". Los responsables del colectivo remarcaron que muchos afiliados les han comunicado "la inseguridad que sienten tanto en su trabajo como en sus hogares, por estar ubicados dentro de los cuarteles".

18 años sin perímetros de protección

El Ministerio del Interior ya ordenó hace 18 años que se habilitaran perímetros de seguridad en el entorno del cuarteles y comisarías para prevenir atentados. En una instrucción del 31 de mayo de 1991, firmada por Rafael Vera, Interior instó a los mandos a que contactaran con los alcaldes para que se prohibiera "el aparcamiento o estacionamiento de vehículos en el perímetro de las dependencias policiales, así como de las aceras situadas frontalmente a las mismas".

La instrucción, que se ha incumplido de forma generalizada, advertía de que la finalidad era "evitar ser el blanco de atentados terroristas por medio de un coche-bomba". La orden apuntaba que era necesario cerrar al tráfico las vías que discurren junto a las dependencias policiales.

La directriz incidía en que todas las dependencias debían tener delimitado un área de seguridad en la que se colocaran jardineras, árboles o vallas para que "los terroristas no puedan llevar a cabo sus acciones criminales" al impedir que los coches bomba sean colocados sobre las aceras de los acuartelamientos.

El comunicado lamentaba que los terroristas utilizan coches-bomba porque obtienen un gran impacto en "la opinión pública ya que normalmente ocasionan un mayor número de víctimas y daños materiales que los conseguidos por otros medios y ello con una relativa impunidad". La instrucción recogía que este tipo de atentados permite a los terroristas actuar con un elevado grado de seguridad.