Maite Ducajú

Ante la crisis, ¿la universidad qué papel juega?

Es fundamental. Como economista, he de decir que más allá de la crisis coyuntural aquí hay una crisis del modelo económico y la nueva etapa tiene que hacerse a través del cultivo del conocimiento que debemos incorporar a los procesos productivos. Ya no podemos mantener viejas maneras de trabajar, donde el trabajo era un coste y no una inversión. En todo esto la universidad tiene un papel crucial, no sólo en la formación de recursos humanos sino, también, en la transferencia de conocimientos. Y ello, sobre todo, en un contexto de pequeñas y medianas empresas (Pymes).

¿Pero luego, esas pymes no van a la universidad a pedir investigación?

Hay que llevar una política activa por parte de la universidad. Debe estar al servicio de la sociedad y debe buscar ese acuerdo. Además, ha de estar unido a su propia autoestima.

Con la que cae y en la Universidad se pueden jubilar con 60 años. ¿Es solidario?

A mí me preocupa otra cosa aunque, por supuesto, hay que mirar los aspectos económicos. De hecho, creíamos que era oneroso para las finanzas de la Universidad y no lo es. Me preocupa la planificación de los recursos del profesorado, la plantilla, haciendo una política plurianual donde veamos cómo acometemos la salida progresiva del profesorado senior y cómo eso se combina con una política de ingreso progresivo de los jóvenes. Porque, si no, la Universidad de Valencia perderá uno de sus activos más importantes: la fertilización cruzada de conocimientos intergeneracionales. Habría que promover un tipo de "jubilación parcial": a partir de los 60 ir reduciendo tareas sin perder la más importante, que es la transmisión de conocimientos y de experiencias que se puedan trasladar.

La reforma de las titulaciones ha quedado bien resuelta?

Se ha hecho un gran esfuerzo en las facultadas pero creo que ha faltado una política de universidad. ¿Qué quería ofrecer la Universidad de Valencia, cómo solucionar los solapamientos y cómo mirar los recursos cruzados? Una de nuestras grandes riquezas es ser generalista, muy diversa y eso es lo que debíamos haber aprovechado y se ha hecho poco. No ha habido análisis transversal.

¿Está defraudado con compañeros con los que ha trabajo antes en política o en el aula?

No, en absoluto. Yo creo que es muy enriquecedora la experiencia que estoy viviendo y seré igualmente feliz si soy rector como si no. Lo soy porque un profesor de universidad ¡tiene tantas cosas que hacer! Me gusta tanto mi profesión que lo único que deseaba era ofrecer en los próximos cuatro años, como tantas veces lo he ofrecido en mi vida. Es legítima cualquier opción y creo que los cuatro candidatos podemos hacerlo bien y lo que sí que se plantean son los matices, los perfiles personales, las experiencias. Hay que sacar de la invisibilidad social a la Universitat de València.

¿Le ha pesado demasiado el nacionalismo a la Universitat?

De los cuatro candidatos soy el más conocido y estoy muy contento de la imagen que quiero dar, estoy muy orgulloso de mi compromiso cívico con mi sociedad. No escondo mi ideología, soy una persona de centro izquierda, un socialdemócrata y valencianista. Lo que saco es una lección que me dio mi maestro Ernest Lluch y es que hacer una buena universidad es una buena manera de hacer país porque, en definitiva, me comprometí de joven a ser un buen universitario y un buen ciudadano.

¿Estigmatiza en esta universidad ser ser socialista?

Creo que los candidatos han de ser muy independientes. Es sagrado para un rector pero no hay que confundir independencia con neutralidad. Soy independiente pero no soy neutral.

¿Cómo deberá ser la relación con la Generalitat?

Estamos aprendiendo todos a relacionarnos. No es una relación personal sino institucional, lo que ha de evidenciar que nos necesitamos mutuamente y para ello contará mucho la sociedad civil".