La Conselleria de Infraestructuras ha puesto en marcha el Centre de Gestió i Seguretat Viària junto a la CV-35. Será una especie de Dirección General de Tráfico (DGT) a la valenciana desde donde se controlarán todas las carreteras de la Generalitat. "Las competencias en las carreteras interurbanas corresponden al Estado", explica el secretario autonómico de Infraestructuras, Victoriano Sánchez-Barcáiztegui, "pero en el contrato de la concesión de la CV-35 se incluyó en el pliego la obligación de construir una sala de control del tráfico, a la que se añadirán poco a poco todas las carreteras valencianas como un paso más de la colaboración con la DGT".

Esta sala de control provisional, ubicada junto al polígono l'Andana de Paterna, está dirigida por trabajadores de la Conselleria de Infraestructuras que se encargan de supervisar el día a día de la seguridad vial de la CV-35, el túnel de l'Olleria, la CV-149 de Castelló a Benicàssim, la CV-500 (de Natzaret a Oliva) o puntos en Benidorm y Torrevieja. "También se instalan cámaras donde recurrentemente hay problemas de atascos o inundaciones en caso de lluvias intensas", explican trabajadores del centro. Además, ya cuentan con siete estaciones meteorológicas (en Torremiró, Ares del Maestre o Losa del Obispo) a las que se suman sensores en la calzada que les permite obtener información continua sobre el estado de las carreteras que vigilan. La previsión es aumentar las cámaras, estaciones y sensores a otros "veinte puntos de interés" para convertirse en una especie de ángel de la guarda del tráfico autonómico.

La instalación de los sistemas de tráfico inteligente se ha montado "en coordinación" con la DGT, con quien comparten información, y en colaboración con el LISITT (Laboratorio Integrado de Sistemas Inteligentes y Tecnologías de la Información en Tráfico) del Institut de Robòtica de la Universitat.

De hecho, entre las medidas más "modernas", de las que los responsables del tráfico parecen sentirse más orgullosos, son las 58 cámaras de visión artificial instaladas en la CV-35. "Son cámaras de televisión que eliminan las imágenes fijas y dejan sólo las variables, de las que obtienen todos los parámetros: velocidad de los vehículos, distancia entre ellos, lo que permite una detección continua". En el caso de la CV-35 estas cámaras se utilizan para contar los coches que utilizan esta carretera porque de ello depende el sustento de la empresa Itínere Infraestructuras (del grupo Sacyr Vallehermoso).

En la Autovía del Turia la Conselleria de Infraestructuras paga por cada coche que circula por ella ya que se ha construido por el sistema del peaje en sombra: las empresas concesionarias adelantaron el dinero que costaba ampliar la autovía y, a partir de la inauguración en julio de 2008, empezaron a cobrar un canon durante 35 años a cambio de mantenerla y explotarla. El departamento que dirige el conseller Mario Flores ha pagado 13,9 millones de euros a la empresa concesionaria de la CV-35 en 2009.

Aunque las cláusulas hasta ahora desconocidas, y desveladas por Sánchez-Barcáiztegui, durante la visita de Levante-EMV y Levante-TV al Centre de Gestió i Seguretat Viària es que a la empresa se la penaliza si se producen congestiones, aumentan los accidentes o se deteriorara la autovía. "Se incentiva la fluidez del tráfico porque de lo que se trata es de dar buen servicio". Incluso existe "una cláusula de progresión que obliga a la empresa a adaptar la carretera a la tecnología más puntera que exista en cada momento o ampliar los carriles si el tráfico aumenta mucho". Esta última variable es la que fijará la fecha de construcción de la autovía de Casinos a Losa del Obispo aunque, si el número de coches no se ha incrementado "deberán ejecutarla igualmente a partir de 2016".