La Comisión Delegada para el Cambio Climático aprobó ayer la puesta en marcha del Centro Internacional de Cooperación de Energías Renovables (Cicer) que tendrá su sede en Valencia y que será responsable de transferir la tecnología y la experiencia española en este campo a países en vías de desarrollo, en los que las energías renovables pueden ser la única opción de suministro energético accesible para millones de personas.

Fuentes próximas a la vicepresidenta primera del Gobierno, Maria Teresa Fernández de la Vega, que ha impulsado este proyecto y presidió ayer la Comisión Delegada, dijeron que no está decidido todavía el emplazamiento del centro en Valencia, aunque una de las opciones que cuenta con mayores posibilidades es la de que se ubique en la Universidad Politécnica. Según las fuentes, se han valorado las posibilidades que ofrece el parque científico de la Ciudad Politécnica de la Innovación, las relaciones con el mundo empresarial y el prestigio en el ámbito de la investigación que tiene la universidad valenciana.

La puesta en marcha de este "campus tecnológico" ha sido encomendada al Ciemat - responsable de proponer un plan de acción inicial- y entre sus misiones se encuentra la de contribuir a los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas, en especial para erradicar la pobreza extrema y el hambre, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, facilitar el acceso a la energía, contribuir a la lucha contra el cambio climático y atender a los objetivos nacionales de cooperación internacional mediante el uso de tecnologías en Energías Renovables españolas.

Un concepto diferente

Según las fuentes que han participado en la génesis de este proyecto, su carácter "innovador" y complementario con otros centros relacionados con las energías renovables radica en favorecer la "cooperación con países con interés en el desarrollo de estas tecnologías y, en general, aquellos con necesidades energéticas".

La creación del Cicer supone disponer de una "plataforma de promoción internacional de la tecnología en materia de energías renovables española y de su modelo de desarrollo", dijeron las fuentes.

En su informe, el Ciemat destaca que las energías renovables están especialmente indicadas para los países en desarrollo y en áreas rurales lejos de las redes de distribución.

Una de las opciones que se manejan para el desarrollo inicial del Cicer es establecer acuerdos de colaboración con el TERI (Instituto de Energía y Recursos de la India) dirigido por Rajendra K. Pachauri, con amplia experiencia en la puesta en marcha de proyectos energéticos en Asia y África.

Según las fuentes consultadas, el Cicer podría canalizar sus actuaciones hacia Iberoamérica y el Magreb de forma coordinada con el TERI.

Una oportunidad para exportar tecnología

Un pequeño parque eólico, la energía solar fotovoltaica o la solar térmica y la minihidráulica son, para muchos países sin apenas redes de distribución ni grandes recursos para gastar en ambiciosas centrales de generación eléctrica, la única alternativa energética viable y el camino accesible para mejorar las condiciones de vida, apoyar su crecimiento económico y la "equidad social". Sin embargo, el Cicer es también una oportunidad para las empresas valencianas especializadas en energías renovables de participar en el aprovechamiento de los recursos energéticos de los países emergentes en colaboración con las agencias nacionales e internacionales de desarrollo. En muchas ocasiones, estas agencias disponen de fondos millonarios para la puesta en marcha de proyectos que muchos países del primer mundo aprovechan para vender su tecnología. j. s. valencia