?Laura Ballester

El momento más crítico y delicado en la construcción de una línea de alta velocidad se produce cuando llega el momento de comprobar los sistemas de seguridad en la circulación. La señalización y las telecomunicaciones fijas son las instalaciones que dan la excelencia a una línea de alta velocidad. Son la crème de la crème de la tecnología aplicada al ferrocarril. Y son las instalaciones que más complejidad técnica suponen.

En la señalización fija y las telecomunicaciones de alta velocidad cada enclavamiento (dispositivo de señalización y movimiento de los desvíos), cada puesto de adelantamiento y estacionamiento de trenes (PAET), cada puesto de balización y cada grupo de señales tiene un software específico. Y todos tienen que funcionar coordinados al segundo para garantizar la seguridad ferroviaria. El director de orquesta de esta compleja red informatizada es el sistema de conducción automática ERTMS (siglas de European Rail Traffic Management System o sistema europeo de gestión del tráfico ferroviario), que hace interoperables las líneas en el continente europeo, pero que es "muy complejo y requiere de muchas pruebas", explican desde el Ministerio de Fomento, a través del Administrador de Infraestructuras (Adif). Explicado de una manera muy sencilla, el ERTMS permite una comunicación constante entre la vía, el tren y los centros de control del tráfico. Cualquier imprevisto frena automáticamente el tren de alta velocidad.

Todo el software de aplicación de la línea Madrid-Valencia está diseñado y ejecutado desde el año pasado. Primero se aplicó en una maqueta, réplica de la realidad, construida en un laboratorio. Después, el esquema de esta maqueta se traslada directamente a los 23 edificios técnicos y se comprueba la interacción entre las instalaciones fijas y los trenes de alta velocidad. El Ministerio de Fomento a través de Adif ya ha iniciado estas pruebas.

Este sistema paneuropeo de gestión del tráfico se apoya en un sistema de comunicación creado exclusivamente para el ferrocarril. Se trata del GSM-R (Global System for Mobile Communications-Railways) que es un sistema de comunicación como el del teléfono móvil, con frecuencias exclusivas para el ferrocarril. El GSM-R permite un contacto permanente del maquinista con el puesto de mando, se puede hacer un cambio de célula a 500 kilómetros por hora, y permite llamadas con prioridad máxima (se interrumpen las demás llamadas). No obstante, la instalación del GSM-R se aprovecha para dar servicio a los operadores públicos y mejorar la cobertura de las poblaciones de alrededor.