Más de treinta niños saharauis de los que han viajado a Valencia a pasar un verano diferente acudieron ayer a la Fundación Oftalmológica del Mediterráneo para someterse a pruebas de salud. En la sala de espera se escuchaban gritos de emoción y se observaba la alegría derivada del reencuentro de los amigos y de poder hablar en su idioma. En el ambiente se contempla un poco de miedo sólo en casos excepcionales. Estarse quieto, ver la casita, indicar la posición de las letras y diferenciar colores fueron los requisitos obligatorios que tuvieron que cumplir los chavales que entraron en consulta. En el momento que ya no distinguían lo que tenían delante, bastaba un "no sabe". Las enfermedades más detectadas en estas revisiones son, como cada año, "la miopía, el estrabismo y la conjuntivitis infecciosa, que es un mal común por el viento y la arena que hay donde habitan", según explica el presidente de la Asociación de Vacances en Pau.

Las pruebas estuvieron en un primer momento en manos de seis optometristas que se dedicaban a hacer a cada uno de los niños una "exploración sencilla para diferenciar los sanos de los que no lo están", explica Cristina Gómez, una de las expertas en visión. "Los niños a los que se les detectan problemas -añade- pasan a los doctores, y si necesitan gafas se hace la preinscripción y la familia decide si se las pone". Todo el proceso tiene que ser a contrarreloj para que los niños puedan volver a sus casas con las heridas cerradas cuando se les acabe el período en España.

Gómez señala que "normalmente los niños vienen sanos, y cuando no, se trata de enfermedades tropicales producidas por el sol". No obstante, siempre hay casos excepcionales como el que contó el cirujano Francisco Pastor sobre una niña de 10 años. Treinta días antes de llegar a Valencia, la pequeña tuvo un accidente en el que se clavó en el ojo un alambre. "Allí le hicieron una cura de emergencia", explicó el doctor, pero ahora tendrán que continuar tratándola en la ciudad del Turia. "El ojo se desintegra y se hace pequeño" y la solución más razonable que encuentran es la de colocarle una prótesis ocular.