¿Qué es la epigenética?

Los caracteres genéticos están escritos en el ADN, que está constituido por cuatro nucleótidos. Muchas veces se ha empleado la analogía de las letras del alfabeto: con las 27 letras que tenemos en castellano podemos escribir infinidad de frases, dependiendo del orden en que esas letras se encadenen. Del mismo modo, según el orden en que se encadenen los cuatro nucleótidos -que serían las letras- del ADN, resulta un mensaje genético u otro. Pues bien, la epigenética se ocupa de los mecanismos que modulan ese mensaje, añadiendo unas marcas, que afectan al propio ADN o a los materiales que lo acompañan. Estas marcas epigenéticas serían algo así como los distintos tipos de letra, que usamos en un escrito, no para cambiar su sentido, sino para enfatizar unas palabras, dando así más relevancia a una parte u otra del texto.

Usted es considerado uno de los pioneros de esta disciplina, ¿cómo inició esta investigación?

Poco después de mi incorporación a la Universitat de València, en el Departamento de Bioquímica empezamos a estudiar la acetilación de histonas, una de esas marcas epigenéticas que comentaba antes. En 1985 publicamos el primer artículo sobre las enzimas responsables de la acetilación. Por entonces se pensaba que había sólo dos de estas enzimas, pero poco a poco fuimos descubriendo que existía un amplio repertorio de ellas y así, en 1989 pudimos publicar el primer artículo en el que se describía esa multiplicidad de enzimas. Se puede decir que fue un trabajo pionero en cuanto que abrió el camino a otros muchos investigadores para estudiar el modo en que se introducen las distintas marcas epigenéticas, no sólo la acetilación de histonas.

¿Por qué es fundamental para encontrar las claves de algunas enfermedades?

Todas las células humanas contienen los mismos genes, alrededor de 30.000, de los que sólo actúa una parte concreta de ellos, que determina las propiedades del tejido en que se encuentra cada célula. La actuación de unos genes u otros viene regulada por las marcas epigenéticas que posean y, por ese motivo, una alteración epigenética puede provocar la actuación indiscriminada de algunos genes, lo que en muchos casos provoca una alteración patológica.

Estos nuevos estudios, ¿cómo pueden contribuir al tratamiento del cáncer?

El cáncer es una de las primeras enfermedades cuyo componente epigenético se estableció. Existen genes que frenan el desarrollo celular y otros que lo aceleran. Los primeros se llaman supresores de tumores y los segundos, en líneas generales, se pueden denominar oncogenes. Por usar una fácil analogía, el papel de los genes supresores sería el del freno de un coche y los oncogenes serían el acelerador. Para que el coche recorra su trayecto con normalidad hace falta un equilibrio entre la aceleración y el frenado. Pues bien, lo mismo ocurre en un tejido: si los oncogenes funcionan más de lo debido o los supresores no lo hacen adecuadamente, se produce un crecimiento anormal, que origina un tumor. Y no olvidemos que la actuación de los genes depende de factores epigenéticos. Actualmente, se están haciendo ensayos clínicos con los llamados fármacos epigenéticos, que tratan de corregir los errores epigenéticos que pueden causar el cáncer y los resultados iniciales son muy esperanzadores.

¿Y a la comprensión del envejecimiento?

Un caso paradigmático es el de la oveja Dolly. Como todos recuerdan hubo que sacrificarla porque había envejecido prematuramente. Hoy se sabe que la causa estaba en una alteración epigenética asociada a la manipulación requerida para la clonación.

La epigenética también ha abierto una importante vía para el conocimiento de algunas enfermedades raras. ¿Por ejemplo?

Además del cáncer, son muchas las enfermedades en cuyo origen hay defectos epigenéticos, muchas veces asociados a otras causas. Un ejemplo muy bien estudiado es el síndrome de Beckwith-Wiedemann, que produce un crecimiento desordenado de algunos órganos y una predisposición al cáncer infantil. Recientemente se ha comprobado que la frecuencia con que aparece esta enfermedad en los niños concebidos por fecundación in vitro es 9 veces superior a la media, debido a la alteración epigenética provocada durante la manipulación de los embriones.

¿Qué novedades se expusieron en el último congreso de epigenética celebrado este verano en Valencia?

En ese congreso, el primero de este tipo que se ha celebrado en Valencia, han participado los principales especialistas. Es muy difícil resumir lo que se ha tratado, que ha sido fundamentalmente una puesta al día en un campo sobre el que cada vez se investiga más. Si hubiera que destacar algo, yo diría que son los esfuerzos por describir el epigenoma humano, es decir, el conjunto de todas las marcas epigenéticas de una determinada célula humana.

¿Cuáles son las claves de futuro de la epigenética?

Peter Jones, uno de los máximos expertos mundiales en epigenética decía que la epigenómica -el conocimiento global de las marcas epigenéticas de un organismo- se encuentra al nivel que estaba la genómica hace 25 años, cuando cada uno de los investigadores trabajaba en una parte concreta del puzle. Efectivamente, los estudiosos de la genómica, que se dedicaban entonces a la secuenciación del ADN humano, trabajaban descifrando pequeñas regiones de cada uno de los cromosomas y ahora, cuando contemplamos el puzle totalmente terminado, podemos empezar a comprender muchas cosas sobre la organización genética. De acuerdo con Jones, pienso que dentro de algunos años tendremos una visión global de la epigenética que nos abrirá caminos insospechados. Pero para eso es preciso trabajar con dedicación y coordinación; con esperanza, pero sin despertar falsas esperanzas.

*Càtedra de Divulgació de la Ciència (UV)