¿Es esta reforma del Código una revolución?

Que más quisiera que fuera una revolución. Sí que es la reforma más importante del Código desde 1995 tanto en extensión como en contenido ya que afecta a doscientos artículos.

Un tercio.

Sí, aproximadamente un tercio.

Algunos juristas critican que se está legislando a golpe de titular de periódico y ponen como ejemplo esta modificación. ¿Es así?

En parte es así. La influencia de los medios de comunicación en el derecho penal es decisiva. Ocurre en España y en todo el mundo. Hay una gran demanda por parte de la sociedad de protección y seguridad. La clase política utiliza el derecho penal para tranquilizar esas demandas. Parece que una reforma del Código Penal va a bastar para evitar ciertos delitos.

¿Se buscaba un Código más duro que el que había?

Se puede hablar de tendencia. Hay una tendencia a incrementar las penas. La característica fundamental de nuestras sociedades es el clima de miedo. Todo genera miedo. Hay una manera precipitada de reaccionar que es con más derecho penal. Es necesario, pero hay otros mecanismo menos gravosos. El problema es que son menos vistosos y no se utilizan.

¿Por qué era necesaria la reforma?

Esta reforma nace por la necesidad de incorporar compromisos internacionales para regular algunos ámbitos. Por ejemplo, el acceso ilícito a programas informáticos o temas de corrupción.

¿Afecta a la corrupción política?

También hay un cierto endurecimiento de las penas en materia de cohecho.

¿Qué busca ese agravamiento de penas a los políticos?

Ajustar las penas porque delitos como el cohecho eran demasiado leves.

Entonces, si Camps —que está imputado por cohecho impropio— hubiera recibido los trajes una vez que la reforma estuviera en vigor, ¿se agravaría el castigo?

Los tipos los endurece algo.

¿Qué les ha llevado a rebajar las penas a los narcos? La decisión ha obligado a revisar centeneras de sentencias y ha supuesto la excarcelación de unos cuarenta presos en la Comunitat Valencia.

Nos ha llevado un acuerdo de la sala Segunda del Tribunal Supremo que recomendaba la revisión a la baja del tipo básico del tráfico de drogas. Era una pena muy severa.

¿Qué es el tipo básico?

El delito que comenten las «mulas» que entran en el aeropuerto con droga. Antes podían ser de tres a nueve años. Ahora irá de tres a seis años. Es una recomendación del Supremo y de todos los especialistas. Todos coincidían en que las penas por tráfico de drogas sin ningún agravante estaban disparadas. Un chaval que lo pillaran con viente gramos de coca podía ser condenado a nueve años. No va a afectar a los jefes de organizaciones de alto nivel. Hablamos de las «mulas», de los chavales, del escalón más bajo del narcotráfico.

La suma de faltas que se convierten en delito la introdujo el PP para luchar contra los carteristas, pero no se creó el programa informático para contabilizarlas y fue un fracaso. Ahora se reduce de cuatro a tres pero ¿han pensado en poner en marcha ese registro?

No sé si se pondrá en marcha el registro. La rebaja fue por una enmienda de CIU que respondía a una preocupación de estos robos en las Ramblas y en la zona turística de Barcelona.

¿Por qué no se han planteado poner el registro? No parece normal que la policía no pueda hacer nada contra las personas que se dedican a robar carteras.

No es que no se puede hacer nada. A lo mejor la respuesta a alguien que hurta no es la cárcel. Sí que puede ser la respuesta a alguien que vive de hurtar. La reacción ante estas cuestiones es crear la figura de delincuente profesional.

¿Han estudiado crear esa figura del delincuente profesional?

Sí nos lo hemos planteado, pero comportaba una reforma más importante del Código y supondría la eliminación de la agravante de la reincidencia.

¿Qué se puede hacer contra los carteristas?

Bueno, lo que hay que pensar es qué pena hay que imponer al que comete un hurto. Si supera el hurto los cuatrocientos euros puede ser condenado a un año y medio de cárcel. Es una sanción bastante importante. Lo que hay que hacer es un mecanismo policial mucho más efectivo. A lo mejor harían falta más medios policiales.

Hay otro fenómeno que no es gran delincuencia pero afecta a mucha gente. Es el fenómeno de los gorrillas. ¿Han estudiado introducir algún instrumento para combatir el problema?

En la reforma del Código no nos dieron una directriz para resolver este caso. Una cosa es que sean molestos, pero el derecho penal no está para evitar molestias.

¿Por qué han tipificado como delito la compra de partidos de fútbol? ¿Por temor a que se extiendan las prácticas de los países asiáticos?

Fue una decisión que venía de la secretaria del Estado para el Deporte. En los fraudes deportivos hemos visto experiencia en Asia y también en Italia, y en algunos países del Este.

El Código Penal también acaba con las penas de prisión para los manteros.

Sí, se convierte prácticamente en una falta. Había una discusión sobre si era o no delito. Se tomó la decisión de intentar unificar. Las penas de prisión, en mi opinión, eran desproporcionados.

«Esta reforma es una vuelta a la normalidad europea»

¿En qué se ha avanzado?

El Código recupera el espíritu de la reforma del 95, que introdujo la modernidad. Hasta 1995 teníamos un sistema de penas, dicho por expertos internacionales, que era propio de la primera mitad del siglo XIX. La reforma de 2003 —introducida por el PP— era un paso atrás. Esta modificación supone una vuelta a la normalidad europea.

Se ha introducido la localización permanente como sustitución de las penas cortas. Algunos jueces no entienden que a un maltratador se le sustituya la prisión por una pena que supone que esté en su casa.

Esta será un crítica que se puede extender a cualquier otro delito. Los casos de violencia de género mantienen una excepcionalidad que hace que los autores tengan un tratamiento especialmente más gravoso. Antes no se podían sustituir las penas. Ahora se permite la localización permanente, que es una pena privativa de libertad. No entiendo por qué tienen que tener un tratamiento diferente un hombre que maltrata a su mujer que alguien que lo hace con sus hijos.

Es polémico lo que está diciendo.

Sí, sí claro, pero es que yo no comparto que los maltratadores de mujeres tengan un régimen diferente y que sea más gravoso.

Hay jueces que también critican que no se hayan agravado las penas por los homicidios de violencia machista. Que un joven que mate a su novia sea condenado sólo a diez años de cárcel.

Estoy de acuerdo. La parte penal de la ley orgánica de violencia de género es técnicamente muy defectuosa. Eso no afecta a esta reforma. No se entiende que un homicidio o una violación estén excluidos de este régimen de violencia.