La Gestora de Residuos Vínicos, SCV -Gestrevin-, ubicada en Utiel, tiene claro el potencial que tienen los residuos de las bodegas, que prefiere llamar "subproductos". Esta cooperativa de segundo grado, creada hace un par de años, compra los orujos y las lías de 26 cooperativas vitivinícolas de Requena-Utiel y las transforma en diversos productos.

Así, obtiene alcohol para uso de boca, con el que se elaboran licores y mistelas, pero también para una utilización industrial y, de este modo, se usa para la industria farmacéutica, para la elaboración de cosméticos y artículos de limpieza y para fabricar biocombustibles.

Sólo en esta campaña 2010-2011 está generando 600.000 litros de alcohol para bioetanol, utilizado como combustible de automoción, que venderá fundamentalmente a Dinamarca y a Alemania

Del mismo modo, Gestrevin utiliza los deshechos de las bodegas y los transforma obteniendo pepitas de uva y tartrato de cal que vende a grandes compañías.

Pero aquí no acaba su producción, ya que el aprovechamiento de los orujos y las lías es de prácticamente el 100%. En concreto, los sobrantes hacen posible grandes cantidades de biomasa, de la que una parte es para el autoconsumo de Gestrevin, energía que utiliza para su proceso productivo, y otra la vende para el compostaje y la fabricación de abono.

Avances

Esta cooperativa de segundo grado, que se puso en marcha con una inversión de 11 millones de euros, obtuvo en el ejercicio 2008-2009 un volumen de negocio de 450.000 euros, cifra que se multiplicó por cuatro en el siguiente año, hasta alcanzar 1,5 millones de euros en 2009-2010.

El 20% de su producción la vende en España, mientras que el 80% restante lo comercializa en otros países de la Unión Europea.

El gerente de Gestrevin, Gerardo Rodríguez, destacó la "doble labor" que lleva a cabo la empresa. En primer lugar, por el "aprovechamiento económico del subproducto", lo que repercute en la comarca, y, en segundo, porque ofrece soluciones a los "problemas medioambientales" con los que se encuentran las bodegas de vino a la hora de gestionar sus residuos. Entre los proyectos de futuro de esta cooperativa, presidida por una mujer, Rosa Garijo, algo poco usual entre las empresas del sector, se encuentran establecer los medios necesarios para mejorar la capacidad de recepción de la materia prima e, incluso, invitar a otras cooperativa vitivinícolas de zonas cercanas como la Hoya de Buñol, el Valle de Ayora o Cuenca a que se asocien.