El decreto del arzobispo de Sevilla -que autoriza a la mujer a "procesionar" en tres hermandades que, hasta ahora, no le permitían hacerlo- tan sólo tendría incidencia en tres ciudades de la Comunitat Valenciana: Sagunt, Alzira y Xàtiva. En la capital del Camp de Morvedre porque, a día de hoy, la presencia de mujeres sigue vetada en la cofradía de la Sang; en Alzira, porque existen tres hermandades que siguen contando entre sus filas con miembros de un solo sexo (la del Silencio y el Santo Sepulcro, compuesta únicamente por hombres, y la de María Madre, que se sitúa en el lado opuesto y niega la participación de varones); y en Xàtiva porque la congregación del Santísimo Ecce-Homo de la parroquia de la Merced sigue sin estatutos por discriminar a la mujer y vetarle su participación de forma reiterada.

Ahora bien, mientras que en Sagunt, el debate salió a la palestra hace años y en la votación final ganó, con mayoría aplastante, quienes se oponían a cualquier cambio (tras más de 500 años de tradición), en Alzira, el presidente de la Junta de Hermandades, Vicente Fábregas, defiende la diferencia entre una hermandad "que prohibe participar a las mujeres y aquellas que deciden en sus estatutos si es mixta, o no". Es más, Fábregas -quien niega discriminación alguna a la mujer en las fiesta de Alzira- apunta, a título personal, que una norma que obligara a estas tres cofradías a cambiar una tradición de tantos años "no sería bien recibida" en la localidad.

El caso de Xátiva es otro cantar ya que, según explica Lorenzo Segarra, estudioso de la Semana Santa Setabense, el Ecce Homo se ve desde fuera como algo unitario pero en realidad está dividido en dos, la congregación y la cofradía. Y la congregación "admite exclusivamente a hombres". La cofradía fue creada en 1952 precisamente para dar cabida a la mujer, y de hecho, en los desfiles procesionales ese veto no se nota porque cofradía y congregación van juntas. Es más, ya destacaron en su momento por ser quienes más mujeres portadoras reunían.

Sin embargo, y basándose en "una tradición", que no en unos estatutos, la congregación sigue vetada a las mujeres. Y es precisamente por ello por lo que está teniendo problemas reiteradamente "desde hace más de diez años" para poder contar con unos estatutos ya que - añade Segarra- desde el Arzobispado de Valencia no avalarán ningún texto renovado que determine de manera taxativa la discriminación de la mujer. Lorenzo Segarra vaticina, a título personal, que "se terminarán imponiendo los nuevos tiempos" aunque admite que, de momento, gana la opción de mantener ese veto dado que se justifica con la existencia de la cofradía, abierta a hombres y a mujeres.

Participación plena, desde los 90

En el resto de cofradías de la Comunitat Valenciana las hermandades son mixtas, sobre todo a partir de los años 90, momento en el que la fiesta empezaba a decaer y se apostó por dejar atrás las discriminaciones por razones de sexo, y permitir la participación plena de la mujer en la Semana Santa. Valencia y Gandia son fiel reflejo del cambio que vivió la fiesta hace 20 años. Otras localidades como Torrent o Morella fueron de las primeras en contar con hermandades mixtas, hace más de 30 años. El resto de entidades incluyeron a la mujer de forma paulatina.

En el segundo congreso de la Semana Santa Marinera (celebrado en 1988) los cofrades decidieron permitir a las mujeres salir como vestas, en lugar de limitar su participación en la fiesta a ser clavariesas o personajes bíblicos. De esta manera, la Semana Santa de Valencia fue recuperando su esplendor. La inclusión de una mujer en el Consejo de Gobierno fue uno de los pasos que evidenciaron un cambio definitivo. Hoy, la presidencia de la Junta Mayor está en manos de otra mujer: Begoña Sorolla.

En Gandía, el presidente de la Junta Mayor de Hermandades, Jesús Montolío, niega que en la Safor haya problemas de integración de la mujer. De hecho en todas las cofradías desfilan mujeres, tanto como cofrades como costaleras. Las andas de la Dolorosa y el Nazareno, por ejemplo, son llevadas por cofrades mixtos. En los años 90, además, los pocos pasos que todavía no admitían mujeres como cofrades optaron bien por no discriminar su ingreso bien por integrar un paso donde las mujeres tuvieran su protagonismo, con imagen incluida.

Sin veto, pero sin mujeres

Ahora bien, existen diferentes hermandades valencianas que, aunque no vetan la participación de mujeres, ni mucho menos, no cuentan con ninguna cofrade entre sus filas. Este es el caso de la Semana Santa de Burriana que cuenta con dos cofradías integradas por hombres, o el de Alboraia, donde la hermandad de los Siete Dolores y del Santo Cáliz Vesta está integrada únicamente por mujeres. Sin embargo, y llegado el caso, la igualdad de sexos está garantizada, como vestas y como costaleros.

Peñíscola, por su parte, necesita una mención especial ya que en esta localidad se da la peculiaridad de que participan en la fiesta más mujeres que hombres.

Por último, destacan aquellos municipios, como el de Onda, donde la fiesta está de capa caída, y el debate de la discriminación de sexos ni se plantea porque el principal objetivo es que mujeres y hombres participen de la fiesta.

La clandestinidad de la mujer en la fiesta

Desde un papel oculto, las mujeres cofrade han realizado una labor subalterna en el devenir histórico de unas hermandades supeditadas a los hombres. Sin embargo, y como si de una leyenda se tratara, son muchos los que aseguran que las mujeres "procesionaban" como vestas en la Semana Santa, desde la más absoluta clandestinidad ya que traje de penitente les permitía esconder su naturaleza. Hoy las cosas han cambiado, y las mujeres ostentan cargos de poder, en las juntas de Gobierno, como presidentas de la cofradía e incluso en el cargo de "hermano mayor".

información elaborada por

M. Arribas, M. Pérez, A. Garzó, D. Gil, C. Rodríguez, J. Maura, P. F. y M. Ros