Más de 48.000 árboles destruidos entre 1996-2009 es el balance provisional de la acción destructiva desatada por la plaga del picudo rojo, un insecto que según los expertos extiende su amenaza sobre todo el patrimonio de las palmeras europeas, tanto en su vertiente natural como en la cultural y económica.

Sólo en la ciudad de Valencia, donde la plaga ha irrumpido con fuerza, se han detectado 150 palmeras municipales infestadas sobre un patrimonio "muy extenso y abundante" cifrado en 21.000 ejemplares, según datos ofrecidos por el Servicio de Jardinería del Ayuntamiento de Valencia el congreso sobre el picudo rojo que la revista "Phytoma" organizó recientemente en Valencia.

El ayuntamiento se ha puesto las pilas ante la magnitud de la amenaza, que Santiago Uribarrena, del citado servicio, califica de "emergencia fitosanitaria", poniendo en marcha un Plan de Actuación Local para la coordinación de las actividades de contención, control y manejo de la plaga. El plan se concentra en la detección temprana del arbolado dañado y en salvar las 2.800 palmeras canarias existentes en la ciudad, así como las numerosas palmeras datileras catalogadas como árboles monumentales.

Sin embargo, los últimos cambios normativos en la Comunitat Valenciana han traslado la responsabilidad de combatir la plaga a los propietarios del árbol, obligándolos a asumir el coste y la ejecución de tratamientos que no son ni fáciles- no basta con fumigar- ni baratos.

Podría darse el caso de que la administración/propietaria- los ayuntamientos- logre "sujetar" la plaga en los árboles públicos mientras el picudo se extiende a través del palmeral privado, según advierten los expertos, que ya no hablan de "erradicar" la plaga, tan solo de "contenerla" dada su rápida expansión..

Según datos ofrecidos por Josep A. Cajas, de la Universidad Jaime I -IVIA en el citado congreso, solo en la Comunitat Valenciana han sido destruidas "oficialmente" 19.677 palmeras a consecuencia de los ataques del picudo en el periodo 2004-2009, con un coste de 27 millones de euros derivados de los gastos de destrucción, del programa de "erradicación" iniciado y del valor de los ejemplares afectado. al que habría que añadir también los costes de reposición del arbolado.

Para los expertos, sin embargo, el palmeral no solo es un valor económico y/o natural, sino también un importante patrimonio cultural a proteger.