Haití lentamente va superando la dramática situación creada por el terremoto de febrero de 2010. Meses después del seísmo una epidemia de cólera aún agravó más las condiciones de vida de un país que pese a las dificultades, "tiene muchas ganas de vivir y de salir adelante", como afirma la enfermera del hospital de Manises, Amparo Molina, que acaba de regresar del país después de participar en labores de atención a mujeres y niños.

La sanitaria valenciana señala que la situación de Haití tras el brote de cólera se encuentra "en una fase de estabilización. Comienza a apreciarse una disminución del número de casos de esta enfermedad, hay menos y más leves. Lo achacamos a que existe un mayor grado de concienciación de la gente, que va siendo conocedora de la gravedad del cólera. Según la Organización Mundial de la Salud, una gran parte de la población está expuesta al contagio, ya que viene una época de lluvias y de carnaval. Aunque nos parezca mentira allí celebran esta fiesta, es un ejemplo de que tiene otra forma de ver la vida".

Amparo Molina destaca que los haitianos "están tomando las riendas de la situación, ven como suyo el problema y se están concienciando, por eso están participando activamente en los programas sanitarios, ya no son los de fuera los únicos que se implican. Comienzan a ser los actores, a ponerse al frente y tomar decisiones, aunque en temas de infraestructuras, ayudas y recursos dependen de organizaciones internacionales. Pero ellos realizan asistencia social y en el tema del cólera están trabajando sobre el terreno prque están capacitados y bien formados".

Según la enfermera del hospital de Manises, "el cólera no es una enfermedad mortal, el 80% de los casos se cura si se coge a tiempo. Desde octubre han muerto 4.000 personas de 200.000 infectadas".

Un país mejor de lo que esperaba

La cooperante es optimista. Es la primera vez que pisaba Haití y todo lo que conocía era a través de los medios de comunicación y de ONG. "Me he encontrado un Haití bastante distinto de lo que esperaba, es un pueblo fuerte y con una gran capacidad de sobreponerse a las catástrofes. La gente tiene ganas de salir, mucha fuerza vital. Claro que hay problemas, existe hacinamiento, inestabilidad política, aún falta agua potable, alimentos en condiciones, etc. pero su voluntad de superar las dificultades es muy grande". Molina solo ha permanecido un mes en Haití, tiempo suficiente para saber que "falta mucho por hacer todavía, lo importante es que la situación no se cronifique. Hay que darle más protagonismo a la sociedad haitiana".

La enfermera tiene la esperanza de que la comunidad internacional "no se olvide de Haití. Todo el mundo se vuelca cuando ocurre una catástrofe de esta naturaleza pero después nos olvidamos, los medios de comunicación ya no se hacen eco... pero la gente sigue sufriendo. Quizás sería mejor ser más constantes en la ayuda y colaboración, no esperar a que pase algo que nos impacte".