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La herencia de la popular "ruta del bacalao", aunque diferente, sigue viva. La Comunitat Valenciana es, junto a Cataluña y Madrid, la comunidad española donde se celebran más "raves". Se trata de fiestas clandestinas e ilegales de música electrónica que tienen lugar en naves abandonadas, donde el espacio abierto y diáfano invita a bailar y disfrutar de la noche hasta ver el sol.

Estos eventos son organizados por grupos de amigos o por DJ poco conocidos que utilizan este tipo de plataformas para promocionarse. La clandestinidad de estas fiestas implica falta de medidas higiénicas y de seguridad, factores que en ocasiones provocan desenlaces fatales en estas macrofiestas. Sin ir más lejos, este fin de semana dos jóvenes de 18 años murieron en Getafe por haber ingerido supuestamente drogas y alcohol en una "rave" celebrada en una casa abandonada.

En territorio valenciano, el caso más sonado últimamente fue el conato del aeropuerto de Castelló. Ante la ausencia de vuelos en dicho aeródromo, se convocó a través de "facebook" una macrofiesta en la pista de aterrizaje, para también así manifestar el rechazo hacia la política del Partido Popular, que inauguró el aeropuerto sin tener licencia para fletar vuelos.

Otro de los grandes festivales "raveros" que aún recordarán quienes asistieron fue el de la Nochevieja de 2010, cuando centenares de jóvenes se dieron cita en una antigua cementera de Buñol y la fiesta duró cuatro días. También una juerga maratoniana se corrieron los que asistieron a la fiesta de Nochevieja de ese mismo año en un polígono en Paterna. Desde el jueves a domingo, momento en que la policía local y nacional desmanteló la fiesta, decenas de jóvenes pudieron disfrutar de esta particular carrera de fondo en cuanto a música, alcohol y estupefacientes se refiere.

El auge de las "raves"

Estas fiestas se publicitan actualmente por redes sociales y van dirigidas un grupo específico de habituales con el fin de evitar grandes aglomeraciones en el lugar y la consecuente presencia de la policía. El carácter gratuito de la "rave", el buen tiempo, la opción de bailar al aire libre hasta bien entrada la mañana del domingo y la posibilidad de llevar y consumir alcohol son otras de las características de este tipo de eventos.

La celebración de "raves" no es algo nuevo o desconocido, pero cada vez está más en auge ante el aumento de la vigilancia policial derivada de la Ley Antibotellón. La presión de la policía, vigilando parques y entradas a las discotecas con ahínco, obliga a los jóvenes a buscar cada vez más lugares retirados de los núcleos urbanos. Los polígonos, casas y fábricas abandonadas acogen y, parece ser, acogerán por bastante más tiempo, las nuevas forma de diversión de toda una generación.