Modestas y olvidadas, en la Comunitat Valenciana sobreviven decenas de pequeñas charcas o puntos de agua asociados a la cultura ganadera que se alimentan del agua de lluvia o de frágiles manantiales y que albergan joyas de la fauna y flora ibérica.

La asociación Roncadell, Grup d'Estudi i Defensa de l'Entorn, inició en 2010 un programa dirigido a la creación de un voluntariado especializado en la custodia de estos enclaves y en la divulgación de su valor para el mantenimiento de la biodiversidad.

El próximo fin de semana se celebra en Alcublas del primer encuentro de voluntarios del proyecto "Adopta una charca" en el que se intercambiaran experiencias y los resultados del primer año de trabajo.

En este periodo, Roncadell ha elaborado materiales didácticos para la formación de los voluntarios y ha difundido la iniciativa y realizado un seguimiento ambiental de la decena de charcas acogidas hasta ahora a la iniciativa a través de las personas comprometidas en su custodia.

Cristina Molina, colaboradora del proyecto, recuerda que las balsas y charcas "estaban vinculadas inicialmente a la ganadería".

Existen numerosos ejemplos de estas charcas en torno a viejas masías en los que en ocasiones es posible ver todavía las técnicas empleadas para captar y conducir el agua de lluvia allí donde no habían manantiales. En ese sentido, muchas de estas balsas tienen un valor cultural y etnográfico que añade más interés a las iniciativas que se están lanzando para su conservación.

Pese ha haber perdido en muchos casos la función ganadera para la que fueron diseñadas, las charcas son ahora aliadas de la biodiversidad y "funcionan como islas faunísticas y botánicas", según Cristina Molina.

"En ellas se puede encontrar la marsilea, un helecho acuático conocido también como el trébol de cuatro hojas y numerosos anfibios como ranas, sapos o gallipatos, ademas de un sinfín de invertebrados", explicó.

"Por su esencia-añadió-, las charcas tienen el valor de un laboratorio en la naturaleza para la educación y la investigación".

Descubrimientos

Pese a que hasta el próximo domingo no se darán a conocer los resultados del primer año del programa, el coordinador el proyecto, Vicente Sancho, avanza en su memoria que el trabajo de los voluntarios "ha permitido localizar algunas charcas muy interesantes desde el punto de vista de la biodiversidad y de su valor estratégico".

"Además de identificar las especies que lo habitan, el programa ha facilitado una intervención en rescate de poblaciones de rana común y gallipato y el descubrimiento de una nueva población de galápago europeo", añade.

El programa "Adopta una charca" ha logrado incorporar grupos que apadrinan y se corresponsabilizan ya de la conservación, el estudio y el control sobre las especies que los habitan de pequeños puntos de agua situados cerca de Alicante (Charca Tanis), en Banyeres de Mariola (Bassa Banyeres); Alcublas (Balsa Pedrosa y Balsa Silvestre), Sacañet (Navajo Blanco), Caudiel (Balsa de la Fuente de Consuelo) Eslida (Bassa de Fosques), Ain (Bassa del Molí), Onda (Toll d'Ascla) y Ayódar (Charca de la Tejería).