Jesús Posada Moreno, el nuevo presidente del Congreso de los Diputados, hacia menos de una semana que acababa de cumplir los 11 años cuando Franco nombró a su padre, Jesús Posada Cacho, gobernador civil de Valencia el 10 de abril de 1956. El que fuera ministro de Aznar en dos ocasiones (Agricultura y Administraciones Públicas) y presidente de la Junta de Castilla y León vivió en el Palacio del Temple desde los 11 hasta los 17 años y estudió cinco de los seis cursos de Bachillerato y el preuniversitario, el desaparecido «Preu», en el Colegio San José de la Gran Vía Fernando el Católico.

Precisamente, la pasada fiesta de la Purísima, seis días antes de que Rajoy lo pusiera al frente de la Cámara baja, Posada volvió a la antigua escuela de los jesuitas para celebrar junto a unos 60 miembros de su promoción las bodas de oro de aquel curso de 1961-1962 en el que culminaron la Secundaria.

Dos de sus antiguos compañeros valencianos, el industrial del sector de la iluminación Juan Orts y el catedrático de Hacienda Pública y Derecho Fiscal de la Universidad Complutense de Madrid, Emilio Albi, le recuerdan como un «muy buen estudiante». Un «habitual junto a su hermano pequeño Javier, según el economista y consultor Alejandro Mañes, de la Promulgación de Dignidades», una ceremonia tradicional de la clausura de curso en Colegio San José en la que se premiaba con medallas a los mejores estudiantes. Mañes, compañero de promoción de Javier Posada, recuerda que los galardonados desfilaban ante sus padres y el propio gobernador, que presidía el acto, al ritmo de la «Marcha triunfal» de la ópera «Aida» mientras cantaban el lema de los jesuitas: «A mayor gloria de Dios».

Nota media superior a 9

De hecho, la revista del colegio del curso 1960-61, destaca que los tres alumnos de sexto de Bachillerato que obtuvieron «el primer premio de aprovechamiento, por tener una nota medía no inferior a 9 puntos», fueron Antonio Espasa Terrades, José María Gil Suay , el exsecretario general de la Cámara de Comercio fallecido ahora hace un año, y Jesús Posada.

«Seguro que ante esas buenas notas había comentarios del tipo ´¡Claro, cómo es el hijo del gobernador!´, pero Jesús, ni tampoco su hermano, necesitaron nunca de eso, ni tampoco creo que los jesuitas, que siempre priorizaban el listón intelectual, se dejaran influir», opina Albi. Una idea que reitera Orts, «era un chaval muy aplicado, cosa que se notaba cuando hablaba en clase, en absoluto creo que sacara buenas notas por ser hijo de quien era».

Albi, ante la frase del escritor hispano-mejicano Max Aub, alumno del Instituto Luis Vives, de «se es de donde se hace el Bachillerato», destaca que aunque Posada «es soriano de pro, guarda un gran recuerdo de Valencia, que para él es su segunda patria».

«Nos decía, ´Ojalá yo también pudiera ir en tranvía con vosotros´»

A Eminio Albi, que al estar afincado en Madrid conserva su amistad del Colegio San José con Jesús Posada, le es difícil revivir alguna travesura del actual presidente del Congreso, «porque no las hay: era un buen chiquillo, un niño estupendo, cariñoso y tranquilo». «Ser hijo del gobernador podría haber supuesto una separación, pero él era muy sencillo», apunta. El único signo de distinción «es que Jesús y su hermano venían al colegio en coche oficial», algo que conforme se iba haciendo mayor le incomodaba, pues «cuando teníamos 15 años y empezábamos a ir al cine Lys y al Serrano, el chófer le traía y le recogía». «Muchos íbamos al colegio en tranvía, y Jesús nos decía ´Ojalá, yo también pudiera ir con vosotros´». «Le gustaba el cine y los libros de historia». Cuando en julio de 1962 su padre fue ascendido a Director General de Trabajo, el matrimonio Posada Moreno y sus cuatro hijos €Carmen y Ana completan la familia€ se instalaron en Madrid, donde Jesús mantuvo en la universidad la amistad con los compañeros de Valencia que, como Albi, se fueron a estudiar a la capital.