La densidad de eventos que han florecido en Valencia impulsados por el Consell ha sido tal que los promotores, socios y participantes en esos negocios se tocan. Las empresas organizadoras de tres ediciones del foro Valencia Summit —el Instituto Nóos, de Iñaki Urdangarín—, de la Global Champions Tour —Oxer Sport— y del Open 500 de Tenis están controladas por tres personas que han compartido accionariado o consejos de administración en diversas sociedades.

Entre otras, empresas dedicadas al montaje de eventos deportivos, precisamente el sector de actividad en el que el duque de Palma se ha revelado como un fuera de serie, tras ingresar 4,52 millones de euros de la Generalitat y la Fundación Turismo Valencia y otros 2,3 del Govern Balear. Esta facturación está siendo investigadas por el juez José Castro y la Fiscalía Anticorrupción de Mallorca, como pieza separada del caso Palma Arena.

El Open 500 Valencia pertenece a la empresa Octagon Esedos, que está presidida por Joan Cuscó, quien fue socio de Iñaki Urdangarín en una firma consultora de la familia de los duques de Palma. Se trata de la sociedad Namaste 97, una SL creada el 1 de enero de 2002, actualmente extinguida. Tenía como accionistas a la Infanta Cristina —poseía 1.000 acciones a su nombre, el 33% del capital social— y dos de los niños del matrimonio, Juan y Pablo Nicolás Urdangarín de Borbón, que tenían otro tercio de la sociedad.

El 33% restante estaba controlado por el propio Iñaki Urdangarín y por el único accionista ajeno a la familia, que no era otro que Joan Cuscó, como contó este diario el pasado 18 de noviembre. El perfil del accionariado apunta a que se trataba de una firma patrimonial, una gestora de bienes familiares, aunque su objeto social era la «consulta y asesoramiento sobre dirección y gestión empresarial».

La citada Octagon Esedos de Joan Cuscó, de cuya relación societaria con Urdangarín informaba ayer el digital «Valencia Plaza», tuvo en su accionariado a la empresa editora de publicaciones Motorpress, antecedente de Motorpress Ibérica, que publica conocidas revistas y uno de cuyos consejeros más relevantes es Carles Vilarrubí, un destacado hombre de negocios, además de vicepresidente del FC Barcelona en la directiva de Sandro Rosell. Vilarrubí organiza la Global Champions Tour, la Fórmula 1 de la hípica y es un viejo conocido de Urdangarín, al que apoyó en sus inicios empresariales y en la organización de eventos deportivos. Además, contribuyó a que el yerno del Rey entrara como consejero en la citada Motorpress Ibérica.

Vilarrubí contactó con el Consell a raíz de una contrata a una consultora suya. Surgió la negociación para que, a través de la empresa Oxer Sport, se pudiera celebrar el Gran Premio de España de hípica, una de las pruebas del circuito internacional de este deporte. La competición tiene lugar, desde 2009, en el Museo Príncipe Felipe, donde se deseca la lámina de agua y se habilita una zona de casi 3.700 metros cuadrados para que los mejores jinetes y amazonas participen en el concurso de saltos.

Otro del mismo círculo de amistades y negocios de Urdangarín, Cuscó y Vilarrubí es José Luis Samaranch Sáenz de Buruaga, también integrante del órgano de gobierno de la citada editorial y consejero delegado de la firma que tiene los derechos y la propiedad del torneo tenístico que se celebra en el Ágora, justo al lado del espacio que alberga el evento equino.

Otro cargo y 382.000 euros

José Luis Samaranch es familiar del histórico presidente del Comité Olímpico Internacional, José Antonio Samaranch. El primero contribuyó a la designación, por unanimidad, de Urdangarín como vicepresidente del Comité Olímpico Español (COE). Su presencia en ese cargo resultó clave para que la Generalitat presidida por Francisco Camps confiara en el Instituto Nóos el impulso de la candidatura de Valencia como sede de unos Juegos Europeos que nunca se celebraron. La entidad de Urdangarín, ahora en tela de juicio, cobró 382.000 euros del Consell por la promoción del enésimo proyecto de evento, que no cuajó.

En el mismo círculo empresarial estaba Carlo María Gallucci, que fue dirigente de Unió Democrática de Catalunya (UDC). Antes que reputado empresario, Vilarrubí fue chófer de Jordi Pujol, cuando el histórico político se presentó por primera vez como candidato.