Los congresillos de restos del PSPV celebrados ayer y que eligieron a los últimos 131 delegados (de un total de 525) que acudirán al Congreso Nacional confirmaron la correlación de poderes que ya se vislumbraba tras el grueso de las asambleas del pasado fin de semana. En estos momentos, la consolidada alianza que forman los lermistas con los afines a Leire Pajín y Ciprià Ciscar sitúa a Ximo Puig en torno a los 255 delegados, a tiro de piedra de los 263 votos que dan la victoria. Así lo sostienen los colaboradores más cercanos de alcalde de Morella, que celebraron el día de ayer como la «puntilla» al Congreso que se celebra de finales de mes en Alicante.

Frente a esto, el análisis de los resultados que se hacía en el entorno de Jorge Alarte mantiene al secretario general como la «minoría mayoritaria» con un número de delegados de entre 197 y 200, sin contar con el previsible apoyo de la plataforma @una, que agrupa a los alcaldes que lidera el dirigente de Mislata Carlos Fernández Bielsa y dice aglutinar unos 50 delegados. Una cifra de apoyos insuficiente, en todo caso, para ganar el Congreso en solitario, y que le obligaría a cerrar una alianza con alguno de los otros referentes del partido para revalidar la Secretaría General, apuntan fuentes alartistas.

Así, con un Manolo Mata que ayer pactó con Puig en algunas asambleas, Francesc Romeu parece perfilarse como la alternativa más factible en ese escenario necesario para Alarte. Un Romeu que ayer obtuvo unos buenos resultados aunque todos los sectores lo sitúan por debajo del 20 % (107 avales) necesario para optar a liderar el PSPV.

En este contexto, ayer se vivió en el Congresillo provincial de restos de Alicante un anticipo de ese posible pacto. Hubo dos listas. De un lado, los afines a Pajín y los lermistas obtuvieron 14 de los 25 delegados en juego. Por otro, la alianza entre seguidores de Alarte y Romeu se quedó con 11, de los que 6 ó 7 —dependiendo de las fuentes— serían del secretario general.

Fue la primera escenificación de un proceso en el que viene trabajándose desde el pasado Congreso federal del PSOE. Como ha señalado este diario, Alarte ya ha pedido a Ferraz que medie para lograr un pacto con Romeu, que públicamente mantiene un discurso crítico aunque en los últimos tiempos ha rebajado el tono de la confrontación con Alarte. Además de en Alicante, en la Ribera Alta y el Camp de Túria los afines de Alarte y Romeu también compartieron lista.

La plataforma de Ximo Puig también se llevó la mayoría de los delegados de restos de Castelló. Puig se atribuye 18 de los 22 delegados, mientras que los otros cuatro se repartirían entre Alarte y no adscritos. El recuento que hace el secretario general es de 16-6 para Puig.

La mayor diferencia en el análisis de los resultados se daba en la provincia de Valencia, donde estaban en juego 60 delegados. El equipo de cada dirigente se atribuye la mayoría. Puig dice contar con 22 de ellos, y otorga 18 a Alarte, 10 a Romeu, 5 Mata, 2 no adscritos y 3 aún por escoger. Por su parte, Alarte asegura contar con el apoyo de 27 delegados, y rebaja los del neolermista a 16. En esta provincia, Alarte se impuso claramente en la comarca del Camp de Túria, donde se llevó 9 de los 12 delegados; pero fue derrotado en l’Horta Nord, donde no obtuvo representación, y en la Ribera Alta, con dos de los 10 en juego.

Los 25 de Joves Socialistes

Cuenta aparte, ayer también se decidieron los 25 delegados de Joves Socialistas, la agrupación juvenil del partido. Hubo dos listas, que se repartieron 14 y 11 delegados, respectivamente. El asunto es que en ambas listas convivían partidarios de los dos grandes candidatos, lo que complica el recuento. Así, mientras los partidarios de Puig se apuntan 18 de los 25 delegados (incluyen los afines de Pajín), los alartistas afirman tener la mayoría (13 de los 25). Para complicar aún más el esquema, Fernández Bielsa, reclama para su plataforma municipalista @una la paternidad de 10 de eso 13 delegados supuestamente alartistas.

Al margen de todo esto, las asambleas celebradas ayer, más allá de los resultados, volvieron a confirmar el rechazo de parte de la militancia a la gestión del secretario general. Sólo dos comarcas —Camp de Túria y Vall d’Albaida— aprobaron el trabajo de Alarte estos cuatro años. La Plana Baixa se abstuvo, y el resto votaron en contra. Ese «no» a la gestión del líder del partido ha sido uno de los caballos de batalla de los sectores críticos, que han utilizado esta vía para debilitar al secretario general, ante el enfado mayúsculo del entorno del actual líder.