La transformación de la escuela universitaria en facultad, ¿ha supuesto problemas?

Ha supuesto una gran alegría para la mayor parte de todo el profesorado que imparte su docencia y trabaja en la formación de maestros. Estamos donde hemos deseado estar toda la vida, integrados dentro del campus.

¿La conselleria está contando con esta facultad en las reformas educativas?

Evidentemente, no. No hemos tenido ningún contacto. Si no recuerdo mal, el anterior decano, Óscar Barberá, tuvo una reunión en conselleria y le expusieron de una forma muy general un plan de mejora de la calidad, que nada tenía que ver con los recortes que se están haciendo actualmente. Desde este decanato no se dio ni un apoyo en aquella reunión a los documentos presentados, ni se dieron a conocer los documentos que están saliendo en prensa.

¿Cómo se organiza esta facultad para los cambios como la docencia plurilingüe?

Nos preocupamos porque sean trilingües. Desde la aparición del decreto de planes de estudios para la formación de maestros, de hace cuatro años, nos hemos tomado muy en serio el tema lingüístico, hasta el punto de que hemos puesto una serie de pruebas a nuestros estudiantes que pasan en primero o en tercero para demostrar su nivel lingüístico. Cuando los alumnos salen de nuestro grado, acreditamos que tienen un nivel de conocimiento de lengua española y de valenciano de C1 y de B1 en lengua extranjera, así como B2 para los especialistas en lengua extranjera.

Con lo cual, están muy preparados, pero sin puesto docente.

Están en el momento de mejor formación y, sin embargo, están en el momento laboral peor que puedan haber encontrado en los últimos diez años porque hace dos años que no tienen oposiciones. El acceso al ámbito laboral, ahora mismo, está muy restringido.

Sin embargo, en esta profesión estaban saliendo todos los años de 2.000 en 2.000 plazas.

Quizás es una de las razones por las que estamos en la facultad con unas listas de espera de alumnos tan grande. Ha habido una gran demanda. Lo que no entiendo es que esa demanda se produzca de una forma tan fuerte y baje de una forma tan drástica. No responde a razones educativas.

¿Tiene la percepción de que se está dando una imagen de desprestigio hacia el profesorado desde la Administración?

Sí, claro. Ya ha estado deteriorada socialmente. Pero, ahora mismo, hay una acción política que la deteriora. No pueden estar hablando de mejorar su imagen y a la vez estar diciendo que vamos a perseguir el absentismo laboral porque es altísimo entre los profesores. Si hay que hacer intervenciones, que se hagan. Estoy seguro de que el absentismo docente debe ser muy similar a cualquier tipo de actividad profesional que tenga que ver con la atención al público y contacto con las personas, que requiere gran control y dificultad. No se está cuidando bien cómo se están llevando adelante las reformas y cómo se explican. Están dejando caer sobre profesores la sensación de culpabilidad de lo que pasa. Si ya había un sentir general de que el maestro tiene muchas vacaciones y ahora le añadimos que la consellera de Educación afirma que van a perseguir las bajas laborales... El trabajo del profesor va mas allá del trabajo del aula, se lo llevan a casa, a la sala de profesores, a sus reuniones.

El aumento de ratios ¿cómo va a incidir en la educación?

Hay investigaciones, la más reciente de O'Sullivan en 2010 donde explica que el tiempo de dedicación del profesorado a sus estudiantes se ve reducido en función del número y en razón a la atención que necesita cada uno de esos alumnos. No hay más que darse un paseo por las aulas. En un aula de 25 niños -y con las ratios aumentadas los resultados deben ser bastante catastróficos-, te encuentras cinco niveles distintos de necesidades y atenciones específicas, dos o tres niños con problemas de conducta, de atención, y además, en los centros públicos, tres o cuatro niños que son inmigrantes y que tienen problemas de incorporación a una nueva cultura. Multiplica todo esto. Con tres o cinco estudiantes más, lo que consigues es crear un ambiente de trabajo que hace que el profesor homogeneice su intervención. Yo trabajo para todos porque ya no puedo llegar a cada uno de ellos. Eso afecta a la calidad de la educación.

¿Qué le parece la nueva propuesta de tres cursos de Secundaria y tres de Bachillerato?

Oí hablar de esto cuando el ministro Wert tomó posesión y nunca más. Se me ocurre que es porque el tres-tres supone un problema para la escuela concertada que reduce mucho el número de estudiantes y sus ingresos.