El paso de las llamas sobre 50.000 hectáreas de monte situadas en la cuenca media de los ríos Júcar, Magro y Palancia agrava el riesgo de riadas sobre las planas de inundación de estos ríos y podría suponer un problema para el embalse de Tous, desde el que se abastece de agua potable a Valencia.

El suelo ha quedado completamente desprotegido en estas zonas y así permanecerá hasta que el terreno adquiera suficiente humedad con las primeras lluvias para el resurgir de las especies rebrotadoras.

Según los expertos, los procesos erosivos dependen de muchos factores como la intensidad del incendio, el patrón temporal que sigan las precipitaciones, las características de la zona—orientación, pendientes— y el tiempo que tarde en recuperarse la vegetación.

Sin embargo es seguro que las primeras lluvias arrastrarán las cenizas y partículas minerales, contribuirán a sellar la superficie y aumentarán las tasas de escorrentía y erosión.

Nada nuevo. Algunos trabajos atribuyen una parte de la virulencia de la riada de 1982 al incendio forestal registrado en 1979 entre Ayora y Enguera cuando desaparecieron 31.700 hectáreas.

Este año, el incendio iniciado en Cortes de Pallás afecta a la cuenca que desagua directamente en el Júcar y especialmente en el embalse de Tous.

De acuerdo a la experiencia derivada de situaciones similares, los arrastres de lodo y cenizas pueden afectar a corto plazo al abastecimiento de agua potable a Valencia y a largo plazo reducir la capacidad del embalse.

Informe del CEAM

El Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM)está elaborando un informe sobre el impacto de los recientes incendios. Ramón Vallejo, subdirector del CEAM, avanza que las primeras informaciones indican que las consecuencias de estos incendios pueden ser «bastante severas».

«Estamos recopilando información todavía y hace falta trabajo de campo pero interpretando las imagenes del satélite Modis tenemos una primera idea de la magnitud del problema. El grado de combustión es muy alto y hay pendientes muy fuertes; lo único positivo es que no son suelos muy erosionables», explica Ramón Vallejo.

El investigador, uno de los primeros expertos en regeneración post incendio de Europa, recuerda que las zonas afectadas se habían regenerado tras sufrir varios incendios y añade que «antes o después» la vegetación volverá a recuperarse. Sin embargo matiza que los problemas se plantean en el corto plazo y niega que la única salida sea esperar a que las lluvias de otoño caigan mansas y sin violencia. «Se pueden hacer muchas cosas y debemos actuar en las zonas donde el riesgo de erosión es más evidente pero quien tenga la responsabilidad de decidir debe hacerlo pronto. O actuamos desde ahora hasta finales de agosto o si no no merece la pena hacerlo».

«Sabemos qué hacer y dónde pero hacerlo no está en nuestras manos»

La Comunitat Valenciana puede presumir de tener en sus centros universitarios y de investigación a un decena de expertos en la élite mundial del conocimiento sobre los daños por incendios y los procesos de regeneración posterior. A Ramón Vallejo no le sorprende: «Es normal que investiguemos sobre lo que nos rodea y por desgracia vivimos en un lugar donde los incendios forestales son frecuentes». Fruto de esta experiencia, el CEAM ha desarrollado un protocolo que aplica automáticamente a cada incendio que sobrepasa las 100 hectáreas. El Ministerio de Agricultura ha pedido al CEAM que lo adapte para aplicarlo fuera del ámbito mediterráneo. La metodología empleada permite saber en pocas horas dónde es necesario actuar urgentemente—antes de septiembre— y dónde se puede esperar uno o dos años. «Además conocemos la respuesta de la vegetación y podemos predecir lo que va a ocurrir. Muchas veces no podemos hacer nada mejor de lo que hace la naturaleza, pero otras veces sí. Sabemos qué hay que hacer y dónde pero no está en nuestras manos hacerlo». j.s. valencia.