Un «masclet», además de un recipiente con pólvora, es también un tomate que puede explotar en la boca y dejar en ella sabores y aromas casi olvidados, primigenios. La huerta en estado puro, aunque muy pocos valencianos lo saben.

La Unió de Llauradors y Ramaders ha identificado hasta 170 variedades de tomate valenciano y trabaja en diversos frentes para promocionar su consumo y «el conocimiento de un tesoro que debemos preservar», en opinión de Ramón Mampel, secretario general de la organización agraria.

No se trata solo de defender el llamado tomate «valenciano» o los afamados tomates del Perelló. Sería injusto condenar al olvido variedades como el «Masclet», «De Penjar», «Rosada de Castelló», «Morada», «Cuarenteno», «De sangre», el «Pebre mitjà, el «Perón» o el «Rosat Gran Xato».

Aquí hay tomate, mucho tomate. Y no solo para la ensalada. Algunas variedades, recuerda Mampel, «se secaban colgadas de un hilo y aguantaban en la despensa durante meses»; otros daban color a los platos, propiciaban las conservas y la mermelada y algunos cultivados en Castelló están detrás del «pan amb tomaca» de muchas comarcas catalanas

En la última década, la Unió ha recuperado e identificado 170 especies de tomate procedentes de todas las comarcas valencianas. Algunos los cultiva con criterios ecológicos en la parcela cedida por la Generalitat en el Marjal del Moro.

El siguiente paso es comercializar estos tomates y los que aportan ya decenas de productores interesados en este cultivo, verde y a la vez reivindicativo de lo valenciano. Recientemente, la Unió abrió una tienda en el centro de Valencia dentro de la iniciativa «Punt de sabor», donde se venden todo tipo de productos naturales con el tomate como abanderado. Ahora quiere ampliar las tiendas de venta directa y abrir una línea en internet para el reparto a domicilio.

Ayer, la organización agraria dio un salto cualitativo presentando a gastrónomos, restauradores y creadores de opinión una selección de 10 variedades en una cata coordinada por la catedrática de la Escuela Técnica superior de Ingeniería Agronómica y Medio Natural de la UPV Mª Dolores Raigón. Química de formación, su departamento ha tipificado desde el punto de vista nutricional los tomates valencianos y estudiado los parámetros químicos vinculados a azucares y ácidos que están detrás de su sabor. «Queremos confirmar que lo que nos dice la química coincide con el paladar y las sensaciones de los catadores», explicó.

Un niño del grupo de la Escola de Estiu de la UPV que precedió la cata oficial presidida por Marta Valsangiacomo, directora general de Calidad Agroalimentaria, anticipó sorprendido el resultado:?«¡Estos tomates huelen a tomate!».