La primera ocasión en la que participas en una muixeranga las piernas te tiembla como si estuviesen edificadas con gelatina. Desconoces si es por el nerviosismo y la responsabilidad de cargar ante tus hombros con varias personas que se atreven a ascender varios metros de altura, confiando en un extraño al que apenas conocen, o por el enorme peso que se concentra sobre todo en los cuádriceps. La experiencia, sin embargo, en todo momento es enormemente satisfactoria y pocos segundos después de iniciarte en el mundo de la torres humanas estás deseando volver a empezar.

En la Nova Muixeranga de Algemesí que preside Raúl Sanchis entrenan todas las semanas. Es sábado y toca reunirse con la «colla», una auténtica familia que ha crecido considerablemente en los últimos años como consecuencia del revuelo vivido en el sector por la proclamación de la Festa de la Mare de Déu como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. Poco después de la seis de la tarde empiezan a llegar personas de toda la Ribera al centro deportivo situado frente a la sede de la asociación. Minutos después empiezan a edificarse las primeras torres. Para calentar y enseñar a los menos duchos inician los ejercicios junto a unas barandas fijadas en la pared. Adriana trepa por detrás de dos adultos y llega a una altura cercana a los cuatro metros. Orgullosa, espera a recibir la indicación para descender. Tiene cinco años. «Por supuesto que padezco miedo. Una vez la cogieron al vuelo cayendo desde arriba. Pero la emoción de ser muixeranguer lo supera todo», comenta su padre.

La Nova Muixeranga se ha erigido como una entidad que respeta la tradición y la historia sin el complejo de no continuar con la evolución y la adaptación a los nuevos tiempos. Fueron ellos los que introdujeron a la mujer en la fiesta, hace una década reservada sólo para los hombres. Ha sido también dicha institución la primera en la historia que ha contado con un «mestre» llegado de fuera de las fronteras nacionales. «Allá donde fueres, haz lo que vieres. Cuando viene a Valencia entendí que debía integrarme. Mis hijos van a la escuela en valenciano y también decidimos entrar en la muixeranga para poder aplicar mis estudios de educación física. No entiendo de prejuicios políticos. Se dice que ha habido históricamente una relación con la izquierda pero aquí participa gente de todas las ideologías», explica Mariano Fraind, argentino de nacimiento. «Aquí se premia el esfuerzo colectivo y cuando se consigue una figura, la gente parece que vuela. Experimentas una alegría ampliada porque la gente que te rodea también lo está. Lo puedo verbalizar pero es indescriptible», expone el «mestre».

No deja de llegar gente y media hora después ya son más de sesenta personas, entre ellos muchos ruidosos niños que brincan de un rincón a otro, subiéndose por las espalderas de gimnasia situadas en una de las paredes. Otros más mayores forman sus primeras torres. Se sienten participantes porque la Nova Muixeranga siempre les reserva un momento de gloria en sus actuaciones. La asociación, que se creó hace quince años como una escisión de la histórica Muixeranga d´Algemesí, aplica en los ascensos la técnica desarrollada por los castellers de Catalunya. Pie derecho entre las piernas del compañero, el izquierdo sobre su faja, la rodilla derecha sobre el hombro y el pie derecho al hombro. Arriba. Así hasta construir torres que llegan a los nueve metros. La fuerza desarrollada es brutal, compactando cada figura como una piña. Nada puede fallar o se corre un peligro inmenso. El entrenamiento tiene lugar a cubierto porque en el exterior caen cuatro gotas que imposibilitan una actuación en el centro residencial Solimar de Guadassuar. Y es que la Nova Muixeranga realiza actos solidarios para «ayudar a dar consistencia al tejido asociativo valenciano», explica el presidente, Raúl Sanchis. Anteriormente también plantaron sus torres, por ejemplo, en la prisión de Picassent, en una actividad enormemente valorada por las autoridades penitenciarias al conseguir que trabajaran juntos miembros de los diferentes clanes existentes en la cárcel.