¿El asalto del sargento Carlos Fabra al cuarto de banderas del batallón de Zapadores Minadores de Paterna, abortando la rebelión de sus oficiales contra la República, cambió la historia?

En cierta medida, sí. Su acción en la tarde noche del 29 de julio de 1936 fue la espoleta que clarificó las cosas a unos y a otros. Tanto a los republicanos, que vieron en esta acción la oportunidad de superar aquella rebelión militar, como a los sublevados, que tuvieron que frenar su impulso de rebelarse. Ambas cosas, sin duda, fueron muy importantes.

¿Por qué se jugó la vida?

Fabra no actuó por impulso. Su acción no fue irreflexiva, pero si que tuvo su momento. Ese en el que uno puede anticiparse a los acontecimientos. En Valencia la sublevación estaba digamos estancada o dormida, y Fabra rompe esto al dar el paso pese a que lo más probable es que la acción hubiese salido mal, y él hubiera pasado a ser el maldito de esta historia.

¿El golpe tenía alguna posibilidad de triunfar en Valencia si Fabra no hubiera dado el paso?

Sí, puesto que las armas y la fuerza militar seguía estando en los cuarteles. La acción de Fabra es decisiva, porque esas armas en manos de los militares digamos rebeldes pasan a estar a disposición popular.

Aquel héroe del pueblo, salvador de la República, se convirtió pronto en un mito caído...

Yo creo que la guerra se lo tragó. La guerra trajo rivalidades dentro incluso del propio campo republicano, y en un momento determinado, Fabra pasa de ser un héroe admirado a ser un personaje discutido. Fue el hombre de confianza del general Miaja, y esta posición de privilegio fue vista por algunos partidos o miembros del Frente Popular como la de alguien que ejercía el papel de comisario político sobre su actividades.

¿Por qué había tan poca información del sargento Fabra?

Fabra hasta ahora, pese a su intervención decisiva en Paterna, no era más que un par de líneas en los libros de Historia. Era un personaje del que se había hablado poco. Fue un mito, pero un mito popular que iba de boca en boca, una leyenda. Fue un secundario entre comillas, ya que si le sometemos a la lupa de la investigación vemos que su concurso fue clave.