El exgerente de Emarsa Esteban Cuesta y el exdirector financiero Enrique Arnal tienen mañana una prueba caligráfica en el juzgado para que cotejen su escritura y sus firmas con los miles de documentos de la extinta empresa pública. El magistrado, alertado por las declaraciones de imputados y testigos que aseguran que Emarsa fue una "fábrica de falsificar facturas", quiere saber si los dos directivos de la saqueada depuradora de Pinedo suplantaron identidades de otras personas o si fue al contrario y son víctimas de un montaje realizado contra ellos, como defiende el propio Cuesta.

Cuesta y Arnal firmarán delante del secretario judicial tantas veces como este se lo pida. Además, la prueba consiste también en escribir al dictado de un funcionario público y copiar un texto de un periódico. Se les obliga a transcribir de forma más rápida y más lenta para que no puedan fingir la caligrafía. Los imputados también deberán anotar números. La prueba dura entre 30 y 45 minutos y sus resultados tendrán que compararse con los miles de documentos que firmaron ambos imputados y que se cree, podrían haberse hecho específicamente para defraudar.

El único que ha solicitado una prueba caligráfica en esta investigación es el exconcejal del PP en Valencia e imputado en la causa, Juan Carlos Gimeno. La policía concluyó que se había falsificado su firma en varios contratos de servicios. Los investigadores también observaron que rúbricas de otros imputados tampoco coincidían con las presentes en facturas.

El contable de Emarsa durante los años del saqueo explicó al juez en su declaración como testigo que cuando se debatía si se liquidaba la empresa, "de la noche a la mañana, aparecieron muchas facturas".