Un año, diez meses y 24 días después de ser inaugurado poco antes de las elecciones municipales y autonómicas de 2011, el aeropuerto de Castelló „uno de los símbolos del despilfarro„ albergó ayer el aterrizaje del primer avión. La empresa pública AENA realizó 696 días después los primeros vuelos de prueba en el aeropuerto con una avioneta que comprobó la «buena visibilidad» en el entorno de las instalaciones. La infraestructura sigue, de momento, sin actividad aeronáutica. Las pruebas, cuyo coste asciende a los 125.000 euros, se prolongarán durante esta semana durante varias horas cada día, si la meteorología lo permite.

La primera avioneta partió por la mañana del aeropuerto valenciano de Manises y llegó hasta la única pista del aeropuerto de Castellón tras sobrevolar las instalaciones. A las 11.20 horas, el aparato aterrizó y tras permanecer una hora en las instalaciones para repostar, volvió a despegar. En las instalaciones, el director general de Aerocas, Juan García Salas, afirmó que las pruebas suponen «un paso más» hacia la certificación de la infraestructura.

Las pruebas han sido contratadas por Aerocas a la empresa pública AENA, que ha desplazado a varios técnicos para realizar las comprobaciones pertinentes, tanto desde el aire como en tierra. Ayer, la rotonda de acceso y los alrededores del aeropuerto estaban repletos de medios de comunicación y curiosos para presenciar el primer vuelo que ha tenido lugar en la infraestructura.

García Salas dijo que faltan «varios meses» para que se ponga en marcha el aeropuerto y aseguró que se trabaja con «la máxima celeridad» para que esté en funcionamiento cuanto antes. El director general mostró su deseo de que las instalaciones puedan estar operativas el próximo verano y manifestó que con el primer vuelo de prueba se ha podido comprobar que la visibilidad en el aeródromo castellonense es «muy buena», añadiendo que cuando la avioneta salió de Manises ya podía verse el aeropuerto de Castelló. Ambos puntos distan 107 kilómetros entre sí.

Aerocas ha puesto febrero como límite a la compra por parte del grupo hispano-libio de la infraestructura. Este grupo empresarial ofreció 87,5 millones por las instalaciones aeroportuarias y 112,5 para infraestructuras en la zona franca y comercial.