El objetivo era inutilizar el trabuco para que pasara a ser un instrumento festero e inofensivo que solo pudiera detonar pólvora y evitar, de esta forma, el permiso de armas y toda la normativa que conlleva disparar en los desfiles, que no es baladí. Y lo han conseguido. Eso sí, a la Unión Nacional de Entidades Festeras (Undef) de Moros y Cristianos les ha llevado ocho años sacar adelante esta iniciativa. Ahora, sin embargo, ya está todo organizado, incluida la patente y los permisos y autorizaciones del Ministerio del Interior, a falta de concretar qué fabricante se encargará de realizar este nuevo instrumento para la fiesta cuyos protagonistas llevan años persiguiendo.

Sin embargo, no hace falta sustituir unas armas por otras, sino "adecuarlas", según explicó ayer el vicepresidente de la Undef, Álvaro Rodríguez. Y es que la clave para convertir los trabucos y arcabuces en elementos inofensivos pasa por impedir que puedan disparar un proyectil (ya sea una bala, un balín o un perdigón), de forma que solo puedan hacer fuego con pólvora negra, produciendo ruido.

La Undef ha conseguido patentar el nuevo trabuco tras los estudios previos realizados en el Banco Oficial de Pruebas de Armas de Fuego de Éibar (Guipúzcoa). Allí es precisamente donde deben ir a parar las armas modificadas (o por modificar) para imposibilitar que puedan lanzar proyectiles de cualquier tipo. Una vez que allí quede claro que ese objeto solo servirá como "arma detonadora" dejará de estar catalogada como arma de fuego antigua e histórica para pasar a otro grupo -la 7.ª categoría. 6 del Reglamento de Armas, condicionando su uso a las fiestas de Moros y Cristianos, según consta en la autorización de la Guardia Civil- que requieren un control más reducido por su menor riesgo.

Rodríguez, además, explicó que con esta modificación "más de 3.000 armas que, en la actualidad son puramente decorativas podrán emplearse en las fiestas". La lucha se centra ahora en ampliar el límite de pólvora negra por festero que en la actualidad es de un kilo.