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Es la madre de todas las oposiciones: la más demandada, la más difícil, la más esperada, la del último recurso para muchos ciudadanos, la que más polémica suscitó en su último precedente, la más temida por la logística. Un total de 34.797 aspirantes concurren hoy a la primera fase del examen del concurso-oposición para optar a 200 plazas vacantes de celador en los centros sanitarios de la Comunitat Valenciana. Hay una plaza por cada 177 aspirantes. «Yo nunca había visto una ratio tan elevada», asegura Rafael Cantó, veterano secretario de Sanidad del sindicato de funcionarios CSIF. La convocatoria sólo exige el certificado de estudios primarios „ni siquiera la ESO„ para acceder al rango más bajo de la Sanidad pública. Sin embargo, el delegado sindical del CSIF asegura que ha comprobado la inscripción de licenciados en Derecho o en Administración y Dirección de Empresas. El objetivo, o «el tesoro», en palabras de Rafael Cantó, es conseguir este empleo remunerado con mil euros raspados que pueden ascender a 1.200 si se trabajan noches y festivos.

Esta prueba de celador es una de las pocas convocatorias de plazas sanitarias que saldrán este año, en el que se han ofertado 500 plazas de enfermería para más de 16.000 aspirantes en julio; 500 puestos de auxiliar de enfermería para 17.615 inscritos en octubre; y 200 plazas de auxiliar administrativo en Sanidad para 28.842 aspirantes en el examen del próximo 15 de diciembre.

Fuentes sindicales consideran que la proporción de presentados será más elevada que en otras ocasiones por razones obvias: la crisis, y más todavía en el perfil de gente con bajo nivel de estudios, empujará con más fuerza a la primera gran oferta pública de empleo para celador desde el año 2008, cuando hubo 15.064 inscritos para 675 plazas (una plaza por cada 22 personas, ocho veces menos que ahora).

Aquel año saltó la polémica por la dificultad del examen, considerada excesiva y recurrida ante los tribunales después de generar una avalancha de reclamaciones. La queja se centró en que casi todas las preguntas del examen eran farragosas y de temas legislativos. Todos los sindicatos denunciaron que los aspirantes apenas tuvieron tiempo ni de leer las 60 preguntas con sus 240 respuestas en la hora que duró la prueba. «Esperemos que el tribunal haya tenido en cuenta aquel precedente», subraya el secretario de Sanidad del CSIF.

Temor al caos organizativo

Existe otra preocupación, tal vez mayor que la dificultad del examen. Es la organización logística de esta prueba masiva. El elevado número de opositores ha obligado a diversificar los lugares de examen. En Valencia, con 18.904 candidatos admitidos, se han habilitado los aularios Norte y Sur del campus de Tarongers y la facultad de ADE de la UV, así como los edificios de las ingenierías de Informática, Telecomunicaciones, Caminos y Edificación de la Universitat Politècnica.

Son sedes muy separadas entre sí que requieren de una compleja orientación dentro de la Politècnica. Por eso, los sindicatos han reclamado „además de un refuerzo del transporte público„ la máxima previsión e información a la Conselleria de Sanidad a la hora de habilitar puntos de información en los campus para evitar un caos y el retraso en la llegada a las aulas. En el recuerdo todavía figuran los cientos de opositores a auxiliar de enfermería que en octubre se quedaron sin poder llegar al examen por culpa del medio maratón de Valencia.